Estas fueron las 3 derrotas más graves del ejército ruso en la Primera Guerra Mundial

Dominio público Prisioneros de guerra rusos en Alemania.
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Una de ellas salvó a Francia del desastre, otra condujo a la “gran retirada” del ejército ruso, y la tercera desembocó en la toma del poder por parte de los bolcheviques.

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1. La destrucción del ejército de Samsónov

Dominio público Combatiendo en Prusia Oriental en agosto de 1914.
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El 17 y el 20 de agosto de 1914, los ejércitos rusos de los generales Pável Rennenkampf y Alexánder Samsónov cruzaron la frontera de la Prusia Oriental alemana. La ofensiva comenzó antes de lo previsto, ya que los aliados franceses pedían desesperadamente al zar Nicolás II que distrajera a las fuerzas alemanas que se dirigían hacia París.

Posteriormente, Rennenkampf logró una brillante victoria sobre el 8.º Ejército alemán. Temiendo perder Prusia Oriental, el mando alemán comenzó a retirar unidades del Frente Occidental para enviarlas al Este.

Los alemanes se preparaban para un contraataque, pero el Estado Mayor ruso creía erróneamente que el enemigo se retiraba de forma caótica. Samsónov avanzaba cada vez más hacia el oeste, alejándose de Rennenkampf. Su ejército, mientras tanto, se movía casi a ciegas: las acciones de reconocimiento eran débiles, los informes llegaban tarde y algunas unidades habían perdido contacto con el cuartel general.

Además, toda la información operativa se transmitía por radio sin cifrar, lo que permitía a los alemanes leer fácilmente los mensajes interceptados. “Teníamos un aliado: nuestro enemigo. Conocíamos todos sus planes”, afirmó el general alemán Max Hoffmann.

El 26 de agosto, los alemanes lanzaron todas sus fuerzas contra el desorientado ejército de Samsónov y lo envolvieron en una maniobra de pinza. Rennenkampf no logró acudir en su auxilio.

La derrota fue total: más de la mitad de los efectivos resultaron muertos, desaparecieron o se rindieron. El propio comandante se suicidó el 30 de agosto.

Paradójicamente, la ofensiva rusa en Prusia Oriental salvó a Francia de la derrota. Debido al traslado de reservas al frente oriental, el avance alemán hacia París fracasó.

2. La ‘ofensiva de Gorlice’

Dominio público Artillería rusa en 1915.
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Durante las campañas de 1914 y principios de 1915, el ejército ruso tomó Galicia oriental a Austria-Hungría y se dirigió hacia el corazón del Imperio de los Habsburgo. Para evitar el colapso de su aliado, Alemania lanzó una ofensiva a gran escala cerca de la ciudad de Gorlice (sur de Polonia) la mañana del 2 de mayo de 1915.

Las tropas alemanas y austrohúngaras triplicaban en número al 3er Ejército ruso y lo superaban seis veces en artillería. Además, los rusos sufrían una grave escasez de proyectiles.

“Como una bestia gigantesca, el ejército alemán se arrastró con sus unidades de vanguardia hasta nuestras trincheras, y luego esa enorme bestia arrastró su cola: la artillería pesada. Ésta se posicionó en lugares donde nuestra artillería ligera no podía alcanzarla… y, con la meticulosidad alemana, comenzó a machacar nuestras posiciones. Las bombardeó hasta arrasarlas y matar a sus defensores”, recordaría el general Nikolái Golovín.

En la primera semana, los alemanes y austrohúngaros penetraron 40 km en las posiciones rusas. En junio se perdieron Leópolis (Lvov) y la estratégica fortaleza de Przemyśl. Las tropas rusas evitaron el colapso total, pero se retiraron constantemente ante la presión enemiga.

La ruptura en Gorlice marcó el inicio de una serie de fracasos que desembocarían en la llamada “gran retirada”, durante la cual el ejército ruso abandonó no solo Galicia, sino también Polonia y Lituania.

3. La ‘ofensiva de junio’

Dominio público Soldados rusos en 1917.
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El 1 de julio de 1917 (18 de junio según el calendario juliano), comenzó la última operación ofensiva estratégica del ejército ruso en la Primera Guerra Mundial. Pasó a la historia como la ‘ofensiva de junio’.

El golpe principal lo ejecutaron los Frentes Suroccidental y Rumano, mientras que los Frentes Occidental y Septentrional solo ofrecieron apoyo. Para entonces, Rusia ya había vivido la Revolución de Febrero y el colapso de la autocracia.

El nuevo Gobierno Provisional inició un proceso de “democratización” de las fuerzas armadas: se introdujeron comités de soldados, se abolió el mando único y los soldados comenzaron a participar en la vida política. Se esperaba que esto elevara la moral, pero en cambio, provocó la desintegración del ejército, la pérdida de disciplina y un aumento de las deserciones.

A pesar de estas condiciones, el gobierno decidió seguir adelante con la ofensiva. El avance inicial fue llevado a cabo por unidades de choque de élite, que lograron ciertos éxitos. Sin embargo, el resto de las tropas, al encontrar resistencia seria, se replegaron y se negaron a continuar combatiendo.

Pocas semanas después, las unidades de choque fueron aniquiladas, el avance se detuvo y el enemigo lanzó una contraofensiva que empujó al ejército ruso fuera del territorio austrohúngaro.

El fracaso de la ofensiva de junio empeoró la situación en el frente, aceleró la descomposición del ejército ruso y asestó un golpe devastador a la autoridad del Gobierno Provisional. Apenas unos meses después, los bolcheviques aprovecharían esta situación para tomar el poder mediante un golpe de Estado.

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