Estos fueron los líderes mundiales que intentaron evitar los besos en la boca de Brézhnev (FOTOS)
Los líderes soviéticos eran famosos por sus cálidos abrazos y sus besos fraternales entre camaradas. Stalin se besó con pilotos soviéticos, y el beso de Jrushchov con el primer cosmonauta, Yuri Gagarin, es una imagen icónica.
El líder soviético más famoso por la forma en que saludaba a la gente era Leonid Brézhnev, jefe del Partido Comunista Soviético de 1964 a 1982. En general, era el blanco de muchas bromas, y sus apasionados besos a hombres a menudo provocaban risas. El llamado “Triple Brézhnev” se hizo famoso en el extranjero: un beso en la mejilla izquierda, otro en la derecha y finalmente en los labios. Para hacer justicia, sin embargo, hay que aclarar Brézhnev no siempre besaba a la gente en los labios.
No todo el mundo disfrutaba del cálido saludo de Brézhnev y, por lo tanto, algunos jefes de Estado que visitaban la URSS buscaron la manera de esquivar al dominante líder soviético. Por ejemplo, el cubano Fidel Castro decidió salir de su avión en el aeropuerto de Moscú con un cigarro en la boca. Brézhnev, que había estado esperando a su camarada, no tuvo oportunidad de demostrar su tradicional hospitalidad rusa.
El líder rumano, Nicolae Ceausescu, que supuestamente sufría de bacteriofobia, encontró la manera de ignorar las libertades que se tomaba Brézhnev sin herir sus sentimientos. Quizás el líder soviético pensó que era otra señal del estatus especial de Rumanía dentro del bloque oriental: Bucarest gozaba de una gran autonomía en comparación con otros Estados socialistas.
Algunos líderes, sin embargo, apreciaban los besos de Brézhnev. La foto del beso de la primera ministra india, Indira Gandhi, con el líder soviético cuelga en la pared del museo-apartamento de la primera. Un beso entre Brézhnev y el líder yugoslavo, Josip Broz Tito, fue supuestamente tan fuerte que el labio de Tito empezó a sangrar.
Dicen que uno de los primeros besos de Brézhnev dados a mandatarios fue con el líder palestino, Yasser Arafat, que llegó a la Unión Soviética en 1968.
Ciertamente, el más famoso fue con el líder de Alemania Oriental, Erich Honecker en 1979. El beso fue representado e inmortalizado en el Muro de Berlín por el artista Dmitri Vrúbel, que bautizó su obra como Mein Gott hilf mir, diese tödliche Liebe zu überleben (Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este amor mortal).
Brézhnev no sólo besaba a los jefes de Estado de los países socialistas o a los de las naciones neutrales del Movimiento de No Alineamiento. A veces, el líder soviético se pegó sus labios con los de enemigos del mundo capitalista. Este fue el caso del presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter.
Otro estadounidense, en este caso la profesora de danza, Annie Hallman, que formaba parte de una delegación estadounidense que visitaba la URSS en 1973, también tuvo la oportunidad de experimentar el beso de Brézhnev. Su foto hizo famoso a la coreógrafa a ambos lados del Atlántico.
No todos en la clase dirigente soviética pensaban que los besos afectuosos de Brézhnev fueran una buena idea. Yuri Andrópov, jefe del KGB bajo Brézhnev y su sucesor al mando de la URSS después de su muerte, expresó a uno de sus subordinados su consternación por los besos de Brézhnev. Sin embargo, en público acogía con beneplácito el cálido saludo de su líder.
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