Todo lo que deberías saber sobre la Guerra Civil rusa
En marzo de 1917, la monarquía fue derrocada en Rusia y se estableció una forma republicana de gobierno. Esto, sin embargo, no hizo sino agravar los problemas sociales, políticos y económicos acumulados por un país debilitado por su participación en la Primera Guerra Mundial.
En noviembre de ese mismo año, Rusia vivió una segunda revolución con la llegada al poder de los bolcheviques. Sin embargo, una parte significativa de la población no compartía las opiniones de los fanáticos defensores del socialismo. Por ello, el inicio de la Guerra Civil en el país se asocia comúnmente con el 7 de noviembre de 1917, día del golpe bolchevique en la entonces capital del Estado ruso, Petrogrado (San Petersburgo).
En un esfuerzo por sacar a Rusia de la Primera Guerra Mundial lo más rápidamente posible, el gobierno de Lenin firmó un tratado de paz con los alemanes en Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918. Bajo sus duros términos, el país perdió toda Polonia, Ucrania y la región del Báltico. La llamada “paz obscena” conmocionó a la sociedad rusa y aumentó notablemente el número de fieros opositores al poder soviético, que estaban decididos a no ceder ni un palmo de su tierra al enemigo.
Y así fue como, a partir del verano de 1918, la guerra civil comenzó a intensificarse rápidamente en todo el vasto territorio de Rusia. Aparte de los bolcheviques y sus oponentes políticos inmediatos, se vieron arrastrados a ella numerosos elementos anarquistas, ejércitos insurgentes y “estados independientes” que habían surgido en los márgenes del imperio devastado por la guerra, así como potencias occidentales, que habían decidido aprovechar al máximo la agitación en Rusia.
El conflicto alcanzó su punto culminante en 1919, con importantes batallas libradas en los accesos a Moscú y Petrogrado. Y el final del sangriento conflicto se asocia con el establecimiento del poder soviético en Extremo Oriente en 1922.
Como resultado, el socialismo obtuvo una victoria decisiva en Rusia y esto tuvo enormes implicaciones para toda la historia del siglo XX.
En este artículo aprenderá quién luchó en la guerra y cuáles eran sus objetivos, quiénes eran los rojos, los blancos y los verdes, qué papel desempeñaron los intervencionistas y por qué los bolcheviques salieron finalmente victoriosos de este encarnizado conflicto.
¿Quiénes eran los Rojos?
Los partidarios de Vladímir Lenin y del Partido Bolchevique eran miembros del llamado bando “Rojo”. Este vivo color (el de la sangre) se convirtió en el símbolo de la lucha revolucionaria, del movimiento de izquierdas, del socialismo y del comunismo.
Al principio, los destacamentos de voluntarios de los Guardias Rojos fueron la columna vertebral armada del nuevo gobierno. El Ejército Rojo Obrero y Campesino se creó a finales de enero de 1918. A pesar de su nombre, no estaba formado en su totalidad por obreros y campesinos, sino que incluía a representantes de diferentes clases de la sociedad rusa, que compartían los mismos ideales revolucionarios.
Así, un gran número de oficiales zaristas se alistaron en el Ejército Rojo, en el que se les denominaba “especialistas militares”. El primer Comandante Supremo en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Rusia Soviética fue Jukums Vācietis, antiguo coronel del ejército imperial.
Los numerosos destacamentos de partisanos que operaban tras las líneas enemigas reforzaron significativamente a los bolcheviques en la guerra. Fueron establecidos por los órganos locales del partido o se crearon espontáneamente por iniciativa de la población.
¿Quiénes eran los blancos?
A los adversarios de los rojos en la Guerra Civil se les llamaba los “Blancos” (durante la Revolución Francesa, el color blanco también se asoció a los opositores a la revolución). Los bolcheviques afirmaban que los blancos luchaban por “la victoria del zar, los terratenientes y los capitalistas”.
Sin embargo, no todos los blancos eran monárquicos. El rechazo de las ideas bolcheviques unió a los partidarios de partidos y movimientos políticos muy diferentes.
Dadas las características específicas de la Guerra Civil, es difícil hablar de un frente claro. No obstante, ciertas regiones del país estuvieron en manos de los bandos enfrentados casi durante toda la duración del conflicto.
Así, las autoridades soviéticas controlaban firmemente las regiones occidentales, incluidas Moscú y Petrogrado, mientras que los blancos estaban atrincherados en el Don, al sur, en Siberia, al este, y en Arcángel y Múrmansk, al norte.
¿Quiénes eran los Verdes?
La tercera fuerza importante en la Guerra Civil fueron los llamados “Verdes”. Se denominaba así a los campesinos y cosacos, así como a diversos tipos de anarquistas, que no encontraban de su agrado ni a los blancos ni a los rojos.
Los Verdes se negaban a ser movilizados en los ejércitos de los bandos en guerra y se refugiaban en los bosques (de ahí su nombre). No pocas veces consiguieron reunir grandes formaciones militares y establecer el control sobre amplias zonas del territorio.
En la provincia de Tambov, al sur de Moscú, en 1920, por ejemplo, estalló una insurgencia a gran escala dirigida por Alexánder Antonov contra los bolcheviques. Su Ejército Partisano Unido contaba con más de 50.000 combatientes y las tropas soviéticas sólo consiguieron derrotarlo con grandes dificultades.
Los Verdes solían luchar tanto contra los Blancos como contra los Rojos, pero a veces eran capaces de llegar a un acuerdo con uno u otro de los bandos enfrentados. El anarquista Nestor Majno, comandante del Ejército Revolucionario Insurgente de Ucrania, se alió varias veces con los bolcheviques, pero finalmente reanudó las hostilidades contra ellos, fue derrotado y huyó del país.
¿Quién participó en la intervención extranjera?
Como consecuencia del Tratado de Brest-Litovsk, las tropas alemanas ocuparon toda Ucrania y la región del Báltico (Polonia ya estaba bajo su control). Sólo tras la Revolución de Noviembre de 1918 y el derrocamiento del káiser comenzaron a retirarse del territorio del antiguo Imperio Ruso.
También fue el Tratado de Brest-Litovsk el que propició la intervención a gran escala de las potencias de la Entente en Rusia. La intención de los aliados era devolver al ejército ruso al campo de batalla y prestaron su apoyo (que incluía el suministro de armas) a los blancos, que prometieron llevar la guerra contra los alemanes hasta un final victorioso una vez que se hubieran hecho con el poder. Contingentes limitados de tropas británicas, francesas, estadounidenses, italianas, canadienses, australianas y griegas desembarcaron en puertos del sur, norte y este del país.
Incluso después del final de la Primera Guerra Mundial, la Entente no tenía prisa por evacuar a sus tropas, ya que seguía buscando ventajas políticas y económicas en el caos ruso. Los propios intervencionistas se mantuvieron alejados de las zonas de operaciones militares intensivas, ciñéndose principalmente a llevar a cabo operaciones antipartisanas. No empezaron a retirarse del país hasta la segunda mitad de 1919, cuando quedó claro que el movimiento blanco estaba condenado a la derrota.
Los japoneses hicieron los intentos más persistentes de aferrarse a Rusia. Sus planes incluían la subyugación de amplios territorios en Extremo Oriente y Siberia hasta el lago Baikal, ya fuera directamente o mediante el establecimiento de un estado títere.
A falta de medios para entrar en un conflicto armado abierto con los intervencionistas japoneses, los bolcheviques les fueron expulsando poco a poco de su territorio por métodos diplomáticos y alimentando el movimiento partisano en la retaguardia del enemigo. Sólo consiguieron recuperar finalmente la Sajalín septentrional ocupada en 1925.
¿Cómo de letal fue el terror rojo y blanco?
La brutalidad extrema es una característica de cualquier guerra civil y el conflicto de Rusia no fue una excepción. En la Rusia soviética, la violencia contra los enemigos de clase y los elementos contrarrevolucionarios fue consagrada a nivel estatal por un decreto del 5 de septiembre de 1918, “Sobre el Terror Rojo”.
En total, hasta dos millones de personas fueron víctimas del terror rojo sancionado oficialmente. Más de medio millón murieron en el llamado "error blanco". Esto no tenía nada que ver con la humanidad de los enemigos de los bolcheviques, sino con el hecho de que las regiones bajo su control estaban menos pobladas.
Los dos bandos se igualaban en brutalidad. Así, la política represiva del almirante Alexander Kolchak, líder de los blancos en el este del país, provocó insurrecciones a gran escala en la retaguardia de sus ejércitos y ésta fue una de las principales razones del colapso del régimen de este autoproclamado Líder Supremo de Rusia.
Las fuerzas intervencionistas también participaron en el terror. Fueron responsables de más de 111.000 muertes de rusos.
¿Por qué ganaron los bolcheviques?
Una de las principales razones de la derrota de los blancos en la Guerra Civil fue la fragmentación de sus fuerzas. Posicionados a gran distancia unos de otros, sus generales no podían coordinar eficazmente sus operaciones. Además, las dispares formaciones militares antisoviéticas estaban a veces en conflicto abierto entre sí.
Los blancos carecían de unidad política o de cualquier tipo de ideología claramente formulada que pudieran transmitir eficazmente a la población (aparte del antibolchevismo y la integridad del Estado). Los bolcheviques, en cambio, tenían programas políticos, sociales y económicos totalmente desarrollados y sabían cómo realizar una propaganda eficaz.
Los rojos se hicieron con el control de las regiones industriales del país, densamente pobladas, en las que pudieron establecer estructuras bien definidas de administración civil y militar, aunque recurriendo a métodos a veces brutales. Organizaron rápidamente un sistema de formación de oficiales y especialistas técnicos y, además, atrajeron a sus filas a cerca del 70% de los antiguos oficiales del ejército zarista.
Los bolcheviques fueron capaces de actuar como una sola fuerza monolítica en la Guerra Civil. Reaccionaban con eficacia a las amenazas procedentes de cualquier dirección y desplazaban instantáneamente sus fuerzas para contrarrestarlas. Así, tras haber derrotado a Kolchak en los Urales en la primavera de 1919, en otoño el Ejército Rojo ya era capaz de rechazar sistemática y exitosamente un avance sobre Moscú de las Fuerzas Armadas de Rusia del Sur de Antón Denikin y el avance del Ejército del Noroeste de Nikolái Yudenich sobre Petrogrado. Tras una serie de derrotas tan contundentes, el movimiento blanco estaba efectivamente condenado.
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