Los horrores de la ‘carretera de los huesos’ de la URSS (Fotos)
La carretera R504 del Kolimá no es un destino popular en el mapa de Rusia, pero atrae a turistas en busca de emociones fuertes. La carretera está cubierta de una mezcla de tierra y grava, por lo que sólo se puede viajar por ella en verano seco o en invierno, cuando se congela y se cubre de hielo. En otras estaciones es apenas accesible y está completamente cubierta de barro.
En invierno, los conductores locales nunca apagan el contacto de su coche, porque existe la posibilidad de que no puedan volver a arrancarlo nunca más... y de que mueran literalmente congelados en el desierto circundante. Pero el apodo de «carretera de los huesos» no se debe a que muchos conductores incumplan esta norma. Como de costumbre, tiene raíces mucho más siniestras en la historia.
La palabra “Kolimá” en lengua rusa está fuertemente asociada a los campos más duros del Gulag. En las lejanas tierras del noreste de Rusia existía una rama del Gulag llamada «Sevvostlag» («Noreste»). Constaba de varios campos de trabajo a lo largo del cauce del río Kolimá, de ahí el nombre no oficial de “Kolimá”.
La oscura historia de este lugar fue inmortalizada por un antiguo prisionero del Kolimá y escritor llamado Varlam Shalamov. Sus Diarios de Kolimá son probablemente el libro más impactante y aterrador sobre los campos de Stalin jamás escrito.
Describe cómo los prisioneros tenían que sobrevivir en las condiciones más duras posibles. Con heladas que alcanzaban los -50°C (-58°F), trabajaban al aire libre, principalmente extrayendo minerales de hierro e incluso extrayendo uranio radiactivo.
Uno de los trabajos más duros era la extracción de oro. Los trabajadores tenían que lavar el oro en agua, incluso en los días más fríos. No se les alimentaba lo suficiente, no tenían ropa adecuada para tales heladas y sus guantes (si es que los tenían) nunca se secaban. Sufrían constantes congelaciones y diversas enfermedades, desde distrofia hasta tuberculosis, para las que no podían recibir tratamiento.
Para facilitar el acceso a las minas, los prisioneros tuvieron que construir la infraestructura, incluidas carreteras y vías férreas en estos parajes salvajes. Construyeron más de 3.000 km de carreteras, incluida una ruta de más de 2.000 km desde la ciudad de Magadán hasta Yakutsk. Oficialmente, esta ruta se llama “El trazado del Kolimá”, pero el apodo de «Carretera de los Huesos» no tardó en imponerse.
Los prisioneros pasaron 20 años construyendo la carretera, de 1932 a 1952, y después se cerró el campo. Según datos oficiales, en esta rama del Gulag trabajaron unos 700 mil prisioneros durante estos años, alcanzando su punto álgido en 1940, cuando 190 mil hombres trabajaron allí en trabajos de minería y construcción. Se estima que más de 125 mil personas perecieron durante la existencia del campo.
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