Mijaíl Tujachevski, el mariscal soviético más joven que Stalin mandó fusilar
"Sacudiremos Rusia como una alfombra sucia y luego sacudiremos el mundo entero... Entraremos en el caos y sólo saldremos de él habiendo destruido completamente la civilización". Estas palabras pertenecen a Mijaíl Nikoláievich Tujachevski, un líder militar y teórico militar soviético extremadamente ambicioso y ávido de poder que llegó a mariscal de la Unión Soviética con sólo 42 años.
En varias ocasiones, se hizo referencia al comandante como el "Napoleón Rojo" o el "Bonaparte soviético". Tujachevski soñaba con transformar completamente el Ejército Rojo y conducirlo a la victoria sobre el imperialismo en una nueva guerra mundial pero, al final, fue declarado "enemigo del pueblo" y fusilado por su propio bando varios años antes de que comenzara la guerra.
Tras elegir la carrera militar, Mijaíl Nikoláievich demostró su valía durante la Primera Guerra Mundial. Por el valor demostrado en las batallas obtuvo hasta cinco condecoraciones militares en seis meses. Sin embargo, en febrero de 1915, el subteniente Tujachevski acabó cautivo de los alemanes, y sólo consiguió escapar al quinto intento en septiembre de 1917.
En la guerra civil que estalló poco después entre los escombros del Imperio ruso, el futuro mariscal, a pesar de su noble origen, eligió el bando de los bolcheviques. Creía que en el recién creado Ejército Rojo tendría muchas más perspectivas profesionales que en el Ejército Blanco, y en esto demostró tener toda la razón.
Tujachevski demostró ser un líder militar capaz y ascendió rápidamente al rango de comandante del ejército. Derrotó con éxito a los enemigos del poder soviético en el este y el sur del país y, en la guerra contra Polonia, el 29 de abril de 1920, se le confió el mando de todo el Frente Occidental. "Con nuestras bayonetas llevaremos la felicidad y la paz a las masas trabajadoras de la humanidad. ¡Por Occidente!", dijo el comandante al dirigirse a sus tropas antes del comienzo de la famosa ofensiva de julio de 1920. En menos de un mes, el Ejército Rojo había infligido una dura derrota a los polacos y, atravesando rápidamente Bielorrusia, había alcanzado los accesos a Varsovia. Sin embargo, no consiguió encender el fuego de la revolución mundial en Europa: las tropas de Tujachevski fueron inesperadamente derrotadas fuera de los muros de la capital polaca.
Tras el fiasco polaco, a Tujachevski le tocó dirigir operaciones punitivas. En marzo de 1921 reprimió una rebelión de marineros contra la dictadura bolchevique en Kronstadt (base principal de la Flota del Báltico). La orden del comandante fue que no se anduviera con ceremonias con los marineros, que antaño habían sido el pilar del poder soviético: "Tratad a los rebeldes sin piedad y fusiladlos sin remordimientos... y no os dejéis llevar por la toma de prisioneros".
Ese mismo año, el "Napoleón Rojo" fue asignado para aplastar un levantamiento campesino a gran escala en la provincia de Tambov. Las tropas de Tujachevski utilizaron proyectiles químicos contra varios destacamentos de partisanos escondidos en los bosques.
Tras el fin de las hostilidades, Tujachevski ocupó varios altos cargos en las fuerzas armadas del país: jefe de la Academia Militar del RKKA (Ejército Rojo Obrero y Campesino), jefe de Estado Mayor del RKKA y primer vicecomisario del pueblo (ministro) de Defensa. En noviembre de 1935, a la edad de 42 años, se convirtió en el mariscal más joven de la Unión Soviética.
En todos sus cargos, el líder militar consideraba que la tarea principal era la preparación del Ejército Rojo para una futura guerra mundial a gran escala para la que, en su opinión, no estaba preparado en absoluto. Mijaíl Nikoláievich fue autor de 120 obras sobre cuestiones de estrategia, doctrina operativa, táctica y desarrollo y entrenamiento de tropas. Bombardeó literalmente a los dirigentes de la Unión Soviética con sus "notas" y "reflexiones" sobre la reforma militar.
Tujachevski desarrolló meticulosamente la "teoría de la operación profunda", cuyo objetivo era la ejecución de una serie de operaciones para romper la defensa del enemigo en varios lugares y la penetración de unidades mecanizadas de gran movilidad para construir el éxito operativo. El papel principal en tales operaciones de ruptura lo debían desempeñar las armadas de tanques, que el "Bonaparte soviético", a diferencia de muchos de sus colegas, no consideraba simplemente como medios de apoyo a la infantería.
"Hay que tener en cuenta que en las condiciones actuales de la guerra la destrucción del enemigo no se consigue con mucha frecuencia en una sola operación", escribió Tujachevski en Cuestiones de estrategia contemporánea. "El enemigo a menudo se escabulle de un ataque individual. Por eso es necesario llevar a cabo operaciones - una tras otra- para acabar con el enemigo aunque sea en su última línea de resistencia. Y esta línea se encuentra donde comienzan las zonas que prestan apoyo a la guerra."
"Como primer comisario adjunto del pueblo para la defensa, llevó a cabo una gran labor organizativa, creativa y científica", recordaba el mariscal Gueorgui Zhúkov. "En las reuniones que mantenía con él, me cautivaba su conocimiento polifacético de los asuntos relacionados con la ciencia militar. Militar de carrera inteligente y bien informado, poseía excelentes conocimientos tanto en el ámbito táctico como en el estratégico. Tenía un buen conocimiento del papel de las diferentes ramas de nuestras fuerzas armadas en la guerra actual y sabía cómo abordar cualquier problema de forma creativa... En Tujachevski uno percibía a un gigante del pensamiento militar, una estrella de primera magnitud en la constelación de destacados comandantes militares del Ejército Rojo."
Contribuyó en gran medida al desarrollo de las entonces pioneras tropas aerotransportadas, las fuerzas de defensa antiaérea, el armamento de combate propulsado a reacción, la tecnología de cohetes y la aviación portadora de torpedos. Hizo hincapié en la necesidad de dotar a las tropas acorazadas y a las fuerzas aéreas de personal bien entrenado y de cantidades suficientes de equipos de comunicaciones. Esto era exactamente lo que le faltaba al Ejército Rojo en el verano de 1941.
Ni mucho menos todas las propuestas del mariscal fueron bien recibidas en la cúpula militar y política del país. A muchos líderes militares les parecía absurda la idea de desarrollar docenas de tipos diferentes de tanques (tanques rompedores de artillería, tanques de fuerzas de asalto, tanques rompe ametralladoras, tanques de apoyo a la infantería, etc.). Tujachevski también fue criticado por el hecho de que sus proyectos ignoraban por completo las realidades sociales y económicas del país, que se encontraba en pleno proceso de industrialización a gran escala (en 1930, por ejemplo, presentó la iniciativa de iniciar la producción de tanques en cantidades impensables: 100.000 al año).
El propio Comisario del Pueblo para la Defensa, Kliment Voroshilov, se convirtió en el principal oponente de Tujachevski, y cortó de raíz bastantes de los proyectos del "Bonaparte soviético". Este último, por su parte, no tuvo reparos en acusar abiertamente a su jefe de incompetencia. Tanto el uno como el otro tenían sus partidarios en la cúpula militar del país. Había que poner fin urgentemente a esta escisión, que alcanzó su apogeo en 1937, y Stalin intervino de forma drástica.
El 10 de mayo de 1937, Mijaíl Nikoláievich fue relevado de su cargo de primer vicecomisario del pueblo para la defensa y nombrado comandante de las tropas del Distrito Militar del Volga, pero el 22 de mayo ya estaba bajo arresto. Tujachevski fue acusado de preparar un complot militar "fascista" en el Ejército Rojo Obrero y Campesino con el objetivo de llevar a cabo un golpe violento en la URSS e instaurar una dictadura militar. Tras un breve juicio, el "Napoleón Rojo" fue fusilado el 12 de junio.
Muchos de los compañeros de armas fueron arrestados y ejecutados con él en el "Caso de la organización militar antisoviética trotskista": los comandantes del ejército de 1ª Iona Yakir e Ieronim Uborevich, el comandante del ejército de 2ª August Kork, que era jefe de la Academia Militar de Frunze, y otros. Todos ellos fueron rehabilitados en la década de 1950 por ausencia de los elementos constitutivos de delito.
Voroshilov siempre estuvo absolutamente entregado a Stalin, y en el desacuerdo con el indebidamente independiente Tujachevski, el mandatario soviético apoyó al primero. Además, circuló la teoría de que el "Bonaparte soviético" había sido creado por los servicios de inteligencia de la Alemania nazi. En un intento de debilitar las capacidades de defensa de la Unión Soviética, supuestamente habían fabricado informes sobre los vínculos del mariscal con el Estado Mayor alemán y los habían transmitido a Moscú a través de terceros. Sin embargo, no hay pruebas que confirmen esta versión de los hechos.
La ejecución de Mijaíl Tujachevski y sus asociados marcó el inicio de una oleada de purgas a gran escala en el Ejército Rojo, que afectó a decenas de miles de miembros del cuerpo de oficiales. En el verano de 1939 sólo quedaban vivos dos de los cinco mariscales originales de la Unión Soviética.
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