Ekaterina Furtseva, la mujer más influyente de la cultura soviética
Se celebra una exposición de arte en París. A Pablo Picasso no le dejan entrar porque ha olvidado traer su invitación. “Demuestra que eres Picasso”, le dicen. El artista dibuja una paloma de la paz y le dejan entrar.
Ekaterina Furtseva llega a la misma exposición. A ella también se le ha olvidado traer la entrada y no la dejan pasar.
"Pero yo soy la Ministra de Cultura de la URSS", replica indignada.
"Demuéstrelo. Picasso demostró que era Picasso".
"¿Y quién es Picasso?".
"¡Oh, es usted, señora ministra, puede pasar!".
Ese era uno de los chistes más conocidos sobre Ekaterina Furtseva, a la que a menudo se acusaba de ignorancia, falta de educación y gusto, y estrechez de miras en cuestiones culturales. Sin embargo, gracias a ella se celebró la primera retrospectiva de Picasso en el Museo Pushkin de Moscú en 1956.
Ekaterina Furtseva (1910-1974) fue Ministra de Cultura de la URSS durante 14 años y pasó a la historia como una figura un tanto controvertida. Por un lado, prohibió los conciertos de grupos de rock capitalistas "dañinos" como los Beatles y los Rolling Stones, apoyó la campaña contra Borís Pasternak y sometió las películas a una censura interminable. Por otro, organizó la visita a la URSS de estrellas de cine extranjeras, la compañía de ópera La Scala, los impresionistas franceses y la "Mona Lisa" de Leonardo da Vinci.
Furtseva era posiblemente la segunda, después de Jrushchov, en el número de chistes que circulaban sobre ella, lo que demuestra la magnitud de su personalidad. No era, por supuesto, muy entendida en cuestiones de literatura, música o arte, pero valoraba a los profesionales y hacía caso de sus consejos en los campos más diversos. Incluso salvó personalmente de la censura varias películas y producciones teatrales.
Una apparatchik del Partido ejemplar
Si en los albores del Estado soviético había muchas mujeres revolucionarias y los bolcheviques se enorgullecían de haber creado la igualdad de género, bajo Stalin y después de él las mujeres no ocuparon puestos especialmente destacados en la URSS. Así que la vertiginosa carrera de Furtseva fue más la excepción que la regla. En la década de 1950, fue una de las pocas mujeres que consiguió llegar a las altas esferas del poder; es más, siguió siendo una de las personas más influyentes del país durante los 20 años siguientes.
Tenía la biografía ideal para un funcionario soviético: nacida en una familia de clase trabajadora, fue activista del Komsomol y luego se convirtió en una de las líderes de la organización. Durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a evacuar las exposiciones de los museos de Moscú. Desde muy joven se afilió al Partido Comunista, practicó deportes y, según la leyenda, cuando le presentaron a Stalin, éste incluso le hizo un cumplido.
En 1950 fue nombrada adjunta de Nikita Jrushchov, entonces jefe del Comité de Moscú del Partido Comunista. A los 40 años, se convirtió en la segunda al mando en Moscú.
"Jefa de Moscú" y "Dama de Hierro" de la cultura soviética
En 1954-1957, Furtseva se convirtió en la "jefa de Moscú", dirigiendo el Comité del Partido Comunista de la ciudad en lugar de Jruschov, que por entonces dirigía todo el país. Durante su mandato, aparecieron en Moscú muchos edificios y construcciones que hoy son icónicos, como el estadio Luzhnikí, los grandes almacenes Detski Mir (El mundo de los niños) y la librería Moskvá de la calle Tverskaia. Fue Furtseva quien puso en marcha el plan de construcción masiva de edificios de apartamentos asequibles conocido como jrushchovkas.
Furtseva quería ascender en la carrera del Partido e incluso llegó a ser miembro del Presidium del Comité Central del Partido Comunista. Pero debido a intrigas internas del partido y a un enfrentamiento con Jruschov, cayó en desgracia y no fue reelegida para el Presidium.
Así que su nombramiento como Ministra de Cultura de la URSS en 1960 no lo consideró un éxito, sino una caída en desgracia, y... se cortó las venas.
Consiguió ser rescatada. Tras recuperarse, Furtseva asumió sus nuevas responsabilidades con el celo de una antigua activista del Komsomol y atleta.
Fue Furtseva quien estuvo detrás de la idea de organizar el Festival Internacional de Cine de Moscú y el legendario VI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. Ambos acontecimientos atrajeron a Moscú a un número increíble de extranjeros, transformando totalmente la antigua capital soviética.
Furtseva siempre prestó mucha atención al teatro: estaba obsesionada con la idea de crear teatros de aficionados y creía que eran los únicos que necesitaba el socialismo, ya que los profesionales habían pasado a la historia. Este fue el tema de otro chiste sobre Furtseva. Cuando insistía por enésima vez en los teatros de aficionados, supuestamente le preguntaron: "Entonces, si necesita asistencia médica en un asunto relacionado con la salud de la mujer, ¿piensa acudir a un ginecólogo aficionado?".
Bajo el mandato de Furtseva, se construyeron multitud de teatros que posteriormente se han convertido en lugares de culto y se renovaron los antiguos. Entre ellos figuran el teatro de variedades Teatr Estradi, el Taganka, y los nuevos edificios del Teatro de Arte de Moscú (MJAT) y Sovremennik, así como la sala de conciertos Rossiya y el Circo Bolshói en la avenida Vernadski Prospekt.
Bajo la dirección de Furtseva, surgió y floreció toda una generación de poetas de los años 60: Evgueni Yevtushenko, Andréi Voznesenski, Robert Rozhdéstvenski, Bella Ajmadúlina. Eran tan populares que se llenaban estadios enteros para asistir a sus recitales.
Furtseva también estuvo detrás de la idea de organizar giras al extranjero del Bolshói y de los teatros dramáticos rusos, incluidas giras a EE UU. A su vez, La Scala y obras maestras del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y otros museos occidentales llegaron a la URSS.
Furtseva era considerada una ignorante en cuestiones de arte, pero gracias a ella se montaron en Rusia las primeras exposiciones de impresionistas franceses, Marc Chagall, obras maestras del arte trofológico de la Galería de Dresde y tesoros de la tumba de Tutankamón. También tuvo lugar la exposición sin precedentes de un solo cuadro: la "Mona Lisa" de Leonardo da Vinci (desde entonces no ha salido del Louvre).
Irina Antónova, durante muchos años directora del Museo Pushkin, recordaba: "Le apasionaban los grandes proyectos. Enviar obras maestras del Hermitage, la Galería Tretiakov, el Museo Ruso y el Museo Pushkin a Japón sin seguro bajo su responsabilidad personal... sabía asumir riesgos".
Una mujer con amplia alma rusa
Furtseva tenía un impecable sentido del estilo: siempre llevaba vestidos elegantes, conjuntos ajustados y zapatos elegantes. Siempre llevaba el pelo perfectamente peinado.
Al mismo tiempo, era una mujer con una voluntad de hierro, y ninguna otra mujer podría haber escalado fácilmente tales alturas. Era una leal "soldado" del Partido y luchaba con el mismo fervor contra sus "enemigos". Se le suele reprochar la campaña contra Borís Pasternak tras la publicación de El doctor Zhivago en Occidente y su premio Nobel de literatura. También prohibió al violonchelista Mstislav Rostropovich realizar giras y actuaciones por su apoyo al oficialmente denostado Solzhenitsin, y el músico se vio obligado a abandonar la URSS.
Otro ejemplo es la prohibición por parte de Furtseva de una película de guerra sobre un colaborador, Juicio en la carretera (1971), que no se estrenó hasta 1986 y que ahora se considera una de las mejores películas sobre la guerra. La razón era que la película mostraba simpatía por las personas que se entregaban y eran hechas prisioneras. Al mismo tiempo, se dijo que Furtseva sentía una aversión personal por el actor Rolán Bíkov (que aparecía en la película). También prohibió la película infantil ¡Atención, tortuga! (dirigida por Bíkov) por considerar que hacía referencia a los sucesos de Checoslovaquia en 1968.
El cantante Muslim Magomáyev recordaba: "Era una persona fuera de lo común y había encontrado su verdadera vocación. Amaba su trabajo, amaba a los artistas. Ayudó a muchos de ellos a hacerse un nombre. Pero, por alguna razón, ahora se ha convertido casi en una insignia de honor lanzar sólo oprobio en su dirección. Me parece indecoroso. Sí, formaba parte del sistema, pero, a diferencia de muchos otros, operaba dentro de él con conocimiento del trabajo que se le había encomendado".
En los años 60 empezaron a circular rumores de que tenía problemas con el alcohol. Tras un intento fallido de suicidio, sufría inestabilidad mental y creía que los dirigentes del Partido no la valoraban. Además, no todo iba bien en su vida personal: su marido le era infiel.
Fue destituida del cargo de Ministra de Cultura sin previo aviso por acusaciones de malversación de fondos públicos relacionados con la construcción de una dacha. Fue un duro golpe para ella, que murió poco después: el corazón le había fallado.
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