Cuando Gran Bretaña y Rusia compartieron himno nacional

Cuando Gran Bretaña y Rusia compartieron himno nacional Coronación del emperador Alejandro III y la emperatriz María Fiódorovna.
Vostock-Foto
El primer himno nacional del Imperio ruso fue ‘Dios salve a la reina’, aprendido por las tropas rusas en la campaña contra Napoleón y adoptado posteriormente por Alejandro I.

Por muy vasto que fuera el Imperio ruso zarista, que se extendía desde Varsovia en el oeste hasta Petropavlovsk-Kamchatski en el este no tenían un himno nacional unificador antes de 1816. Algunos han afirmado que “¡Grom pobedi, razdavaisya!” (“¡Que suene el trueno de la victoria!”) fue el primer himno ruso, pero nunca se le dio reconocimiento oficial.

Parte de la razón por la que Rusia, y en particular el zar Alejandro I, consideraron que era necesario un himno nacional fue por el gran éxito militar que estaba disfrutando Rusia en aquelmomento. Sólo cuatro años antes, el emperador francés Napoleón y su Grande Armée invasora habían sido acosados desde los muros del Kremlin hasta Francia.

Himnos de batalla

El zar Alejandro consideraba que los soldados debían volver a Rusia no sólo con la victoria, sino también con “pruebas de la época”, en particular, la cultura y la música. Con esta idea, sus tropas volvieron a casa con una selección de melodías de la coalición ganadora, entre las que se encontraba Dios salve a la Reina y el himno realista francés Marche Henri IV.

Al final, fue Dios salve a la Reina la que encontró su hueco en la cultura rusa.

La música se interpretó por primera vez en honor de Alejandro I en Varsovia en 1816 y desde ese momento se adoptó como himno nacional ruso. Rusia no fue el único país que adoptó la melodía en aquella época: Otros 20 países también la adoptaron, entre ellos Suecia y Prusia.

Vasili Zhukovski, el poeta ruso al que se atribuye la introducción del movimiento romántico en su país, desempeñó un papel importante. Pero fueron sus traducciones, más que sus poemas, las que le hicieron un nombre familiar en Rusia. Zhukovski traducía tan bien del alemán y del inglés que muchos consideraban sus versiones mejores que los poemas originales. El novelista Vladímir Nabokov dijo que Zhukovski “pertenecía a la clase de poetas que rozan la grandeza pero nunca llegan a alcanzarla”.

Zhukovski escribió la letra del nuevo himno. En 1815, en su revista Hijo de la Patria, publicó un poema dedicado al zar Alejandro I, La oración de los rusos. Al año siguiente, Alexánder Pushkin añadió dos estrofas más. A pesar de haber sido escrita dos años antes, no fue hasta 1818 cuando la obra de Zhukovski fue finalmente adoptada como himno ruso.

La misma diferencia

Era un periodo en el que Gran Bretaña y Rusia cooperaban estrechamente tras su derrota conjunta de Napoleón. Sin embargo, Dios Salve a la Reina y La Oración de los Rusos suenan diferentes. Musicalmente, La Oración de los Rusos tiene un sonido mucho más tradicionalmente ruso y se habría cantado en un estilo muy ortodoxo en comparación con la interpretación británica, más orquestal. Sólo la primera línea de la letra es la misma. Sin embargo, La Oración de los Rusos no se concibió como un himno, sino que fue un simple poema que se convirtió en algo más importante.

Por otro lado, God Save the Queen tuvo un papel real desde el principio. La Oración de los Rusos perduró durante el resto del reinado de Alejandro (que terminó en 1825) y durante los primeros siete años del de su hijo, Nicolás I.

Sin embargo, en 1833 Nicolás inició un importante cambio en la ideología del Imperio Ruso, llamado “Nacionalidad Oficial”, que incluía la ortodoxia en la religión, la autocracia en el gobierno y el nacionalismo ruso. Con esta ideología en mente, se decidió que el himno nacional debía ser “verdaderamente ruso”, con música y palabras rusas.

Cuestión de gustos

El hombre encargado por Nicolás de escribir el nuevo himno fue Alexéi Lvov, en cuyo gusto musical el zar confiaba. Nacido en 1798 en la actual Tallin (Estonia), Lvov fue un violinista, director de orquesta y compositor que recibió una buena educación musical en su familia, tocando en conciertos de violín en casa a los siete años y estudiando con muchos profesores. En 1818 se graduó en el Instituto de Comunicaciones y trabajó como ingeniero ferroviario en asentamientos militares. Sin embargo, nunca perdió su amor por el violín.

Lvov viajó por Europa y entabló amistad con compositores como Félix Mendelssohn, Giacomo Meyerbeer, Gaspare Spontini y Robert Schumann. También escribió una historia musical del violín.

En 1833, el nuevo himno del Imperio Ruso nació en forma de Dios salve al zar con una música y una letra diferentes a las de La oración de los rusos. A menudo se dice que Dios salve a la reina y, por lo tanto, La Oración de los Rusos, es más una marcha fúnebre que una pieza musical emocionante. Quizá pueda decirse lo mismo de Dios salve al zar, pero su música exige respeto.

Impresionada por su anterior esfuerzo, la familia real rusa encargó a Zhukovski la letra del nuevo himno. Esta vez, el himno constaba de dos versos muy sencillos, en lugar de un poema completo. Aparte del primer verso de Dios salve al zar, los dos conjuntos de letras difieren significativamente, tanto en estilo como en palabras. Dios salve al zar condensaba la prolija La Oración de los Rusos en una canción más manejable; quizás era el método perfecto para demostrar la idea de Nicolás I sobre la nacionalidad oficial de una manera que los campesinos pudieran entender.

Aunque La Oración de los Rusos, de influencia británica, no duró mucho, encapsuló los estrechos lazos entre Gran Bretaña y Rusia en ese momento de la historia.

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