Los ases soviéticos que más aviones enemigos derribaron en la Segunda Guerra Mundial
Iván Kozhedub
Iván Kozhedub es el mayor as soviético, con 64 victorias, y el piloto de combate aliado más exitoso de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, la primera batalla aérea de Kozhedub podría haber sido la última. Su caza La-5 resultó dañado durante un combate con un Messerschmitt Bf-109 alemán. En su camino de regreso a la base, el fuego amigo de los cañones antiaéreos soviéticos destruyó casi por completo su avión. Aun así, Kozhedub logró aterrizar de manera segura.
El sello distintivo de Iván Kozhedub fue que siempre trató de mantenerse fiel a su aeroplano. Durante la guerra nunca saltó en paracaídas pese a recibir graves daños en el fuselaje de este, logrando siempre llevar a su avión herido de regreso al aeródromo.
El mayor as soviético participó en 120 combates aéreos, pero rara vez tomó riesgos innecesarios. Era un perfecto tirador y prefería apuntar a aviones enemigos desde una distancia de 200-300 metros.
Entre sus víctimas se encontraron los famosos bombarderos en picado Ju-87, bombarderos He-111, cazas Fw-190 y Bf-109, e incluso uno de los primeros cazabombarderos a reacción operativos del mundo, el Me-262.
Puede sonar increíble, pero en el fragor de la batalla, Kozhedub incluso se vio obligado a defenderse contra pilotos estadounidenses. Después de repeler a varios cazas Messerschmitt alemanes durante la Batalla de Berlín, se encontró con un grupo de bombarderos norteamericanos B-25 y sus cazas de escolta, que lo confundieron con el enemigo.
“¿A quién estás disparando? ¡¡¿A mí?!!”, recordó Kozhedub con indignación años después. Obligado a defenderse, derribó dos cazas P-51 Mustang.
En otra ocasión, mientras patrullaba, derribó varios bombarderos B-17 Flying Fortress de EE UU que no reaccionaron a las advertencias tras violar el espacio aéreo de la zona de ocupación soviética en Alemania.
La distinguida carrera del as soviético no se detuvo en tierras germanas. Bajo su liderazgo, la 324ª División de Aviación de Cazas obtuvo 239 victorias en la Guerra de Corea (1950-1953).
Alexánder Pokryshkin
Con 59 victorias, Alexánder Pokryshkin es considerado el segundo mejor as soviético y aliado.
Comenzó su carrera militar como mecánico de aviones, pero siempre soñó con volar. Pokryshkin aplicó sin éxito 39 veces para lograr que le transfirieran a la escuela de aviación, pero solo en su solicitud número 40 finalmente fue aprobado.
Durante la Gran Guerra Patriótica, Pokryshkin entendió la guerra aérea no solo como una habilidad que debía aprenderse, sino como una ciencia. Estudió meticulosamente un registro que compiló, detallando en él cada uno de los combates aéreos en los que participó su escuadrón. Pokryshkin fue uno de los pocos que entendió cuán anticuadas se volvieron las tácticas de la Fuerza Aérea Soviética durante la primera parte de la guerra, e hizo mucho para mejorarlas.
Alexánder Pokryshkin no fue de los que tomaban la opción más fácil. Siempre trataba de atacar al avión líder de la formación del enemigo, ya que era el más difícil de derribar.
Los pilotos alemanes aparentemente temían un encuentro con el as soviético. Se dice que solían advertirse unos a otros: “¡Achtung! Achtung! Pokryshkin está en los cielos”.
Anna Kozhedub, la nieta de otro piloto famoso, recordó una vez: “Alexánder Ivánovich [Pokryshkin] no era el alma de la fiesta, ni una persona tan cálida como mi abuelo. ¡Era siberiano, y el abuelo era un verdadero ucraniano!”
“Lucharon en diferentes teatros de operaciones y se conocieron solo después de la guerra. No pudieron hacerse amigos cuando eran jóvenes, y en la vejez, generalmente esto es más complicado. A pesar de haberse encontrado varias veces, nunca se hicieron buenos amigos”, comentaba Anna.
Nikolái Guliáiev
Aunque sea el tercero en el ránking de los ases soviéticos, Nikolái Guliáiev probablemente tenga el récord (difícilmente superable) de ser el piloto de caza más constante de la historia. Derribó 42 aviones enemigos en sus primeros 42 combates aéreos. En general, se le acreditan 57 aviones enemigos destruidos.
No tan conocido como sus contemporáneos más famosos, Kozhedub y Pokryshkin, los iguala gracias a su talento y habilidades en las “peleas de perros”.
Su primer vuelo de combate, en 1942, ni siquiera fue autorizado oficialmente. Cuando aviones alemanes aparecieron cerca de su aeródromo, los pilotos con experiencia fueron enviados a enfrentarlos. Sin órdenes para ello, el novato Guliáiev se les unió en el aire, consiguiendo derribar un bombardero enemigo.
Fue reprendido por aquel vuelo no autorizado, pero condecorado y promovido por su primera victoria.
El piloto Fiódor Arjípenko, que sirvió con Guliáiev, recordaría: “Fue un piloto brillante... Nunca entraba en pánico, y rápidamente evaluaba la situación... Era muy valiente y decidido, a menudo acudía al rescate, y tenía la verdadera pasión del cazador”.
En una ocasión derribó dos bombarderos Ju-87, y cuando se quedó sin munición, embistió sin miedo a un tercero. Su Yak-1 entró en barrena, pero Guliáiev logró aterrizar el caza.
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