La participación española en la Segunda Guerra Mundial
Durante la Gran Guerra Patriótica en la Unión Soviética, España combatió en los dos frentes. Por un lado el cuerpo expedicionario enviado por el régimen de Franco conocido como División Azul, que comprendía además una unidad de aviación conocida como Escuadrilla Azul. El contingente permanente en el frente fue de unas 22.000 personas y en total se calcula que llegaron a pasar por la división Azul unos 47.000 soldados y oficiales. El número de bajas en el frente fue de 4.954 muertos y unos 8.700 heridos, de los cuales 2.137 quedaron mutilados.
En cuanto al número de prisioneros, en una Nota Informativa de la Dirección General para Asuntos de los Prisioneros de Guerra e Internados del Ministerio del Interior de la URSS (GUPVI según su siglas en ruso), fechada en enero de 1949, se dice que el número total de prisioneros españoles durante la guerra ascendió a 464, de los cuales, para aquellas fechas quedaban en los campos de internamiento un total de 304.
Las repatriaciones comenzaron muy pronto, aunque en cantidades muy pequeñas. Así, 1945 fueron repatriados dos prisioneros de guerra. En el año 1946 lo fueron 21. Y en el año 1948, siete. Hubo que esperar hasta abril de 1954 para que llegaran a Barcelona 219 prisioneros de la División Azul en el barco francés Semiramis.
De estos 464 prisioneros de guerra, una cantidad que osciló entre las 65 y 70 personas se acogieron a las campañas de concienciación antifascista y rehabilitación, siendo autorizados a quedarse a vivir en la URSS previa solicitud de la ciudadanía soviética. Los testimonios de muchos de ellos sirvieron para depurar responsabilidades por crímenes de guerra cometidos por los alemanes, por lo que muchos temieron sufrir duras represalias en caso de su regreso a España.
El grueso de la División Azul estuvo en combate hasta que Franco dio orden de su retirada del frente y su traslado a España el 12 de octubre de 1943. No obstante un grupo importante de soldados y oficiales que osciló entre los 1.500 y los 3.000 decidieron quedarse, constituyendo la Legión Azul, la cual también fue repatriada a España en marzo de 1944. Los últimos voluntarios españoles encuadrados en unidades de las SS para extranjeros aguantaron hasta el final de la guerra, de ellos destaca un grupo de unas 120 personas que combatieron en ciudad de Berlín hasta la toma de la misma por las tropas soviéticas en abril-mayo de 1945.
Los voluntarios del Ejército Rojo
Por otro lado, los soldados españoles combatientes en el Ejército Rojo fueron todos voluntarios y procedían de dos contingentes principales.
Los exiliados procedentes de la España republicana, alrededor de unas 4.000 personas, que encontraron refugio en la URSS tras la derrota en el año 1939. Entre ellos se encontraban oficiales y soldados de diferentes armas del Ejército de la República y no pocos aviadores que pasaron a formar parte, por su experiencia en combate, de unidades de élite de la aviación soviética.
Al mismo tiempo, jóvenes procedentes del contingente de los ‘niños de la guerra’. Muchos de ellos falsificaron su edad de nacimiento para poder alistarse, ya que no contaban con la edad mínima para el alistamiento voluntario.
Los españoles combatieron en diferentes frentes: en la defensa de Leningrado, en la defensa de Moscú, Stalingrado, etc. Se tiene constancia documental de 46 aviadores que se incorporaron al frente en septiembre de 1941. También hay constancia de un grupo de españoles que dentro del contingente militar de la NKVD se encargó de la defensa del Kremlin en 1941-1942. También participaron los españoles en grupos de partisanos en Bielorrusia y Ucrania.
Muchos fueron condecorados, destacando el caso de Rubén Ibárruri, caído en la batalla de Stalingrado y condecorado como Héroe de la Unión Soviética. Las cifras de fallecidos en combate, procedentes de los dos contingentes, no son todavía exactas ni definitivas, oscilando entre los 207 y los 283 muertos en acciones de guerra (de los cuales unos 75 eran niños de la Guerra).
España es el único país extranjero que tiene el honor de contar con un monumento propio en el Parque de la Victoria (Park Pobedi) en la ciudad de Moscú, un lugar de gran valor simbólico. Ello se debe al eterno agradecimiento y reconocimiento del pueblo ruso hacia los voluntarios españoles que partieron al frente para combatir junto a los soviéticos contra la ocupación alemana.
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