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¿Qué significa realmente el 'Cuadrado negro' de Malévich?

Kira Lisítskaia (Foto: Legion Media; Galería Tretiakov; Museo Ruso; MoMA) / Legion Media
La obra figura entre las más reconocidas y citadas del arte moderno: ha sido parodiada, reinterpretada y debatida en todo el mundo. Irina Vakar, investigadora principal del Departamento de Pintura de la Primera Mitad del Siglo XX de la Galería Tretiakov, nos revela por qué esta pieza sigue generando tanta atención.

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Resulta sorprendente que una obra que no representa nada agradable, simpático, bello o siquiera comprensible siga siendo una de las más populares, al nivel de la célebre Venus de Botticelli. ¿A qué se debe este fenómeno? A una combinación única de simplicidad y misterio. Su impacto visual es inmediato: blanco y negro, una forma geométrica simple, apenas desviada del rigor matemático. Y, sin embargo, fuera de lo convencional.

El componente enigmático de la obra no fue comprendido de inmediato por el público. Muchos la tomaron por una broma: algo que podía haber pintado un niño o un aficionado sin formación artística. Con el tiempo, sin embargo, se hizo evidente que esta pieza encierra una serie de cualidades esenciales.

¿Pintura o no pintura?

Su singularidad radica en que se encuentra en la frontera entre la pintura y la no pintura; entre el arte tradicional y lo que hoy denominamos arte contemporáneo, con parámetros distintos. El arte tradicional es figurativo: representa algo reconocible de la vida, como una ciudad, una persona, un sueño, una flor, el mundo... Malévich, al explorar el arte sin objeto, comenzó a hablar de un arte sin imagen. Y, efectivamente, Cuadrado negro no contiene imagen alguna.

El artista y colaborador cercano de Malévich, El Lissitzky, escribió que el Cuadrado negro se asemeja a un signo. Pero es un signo distinto a los que conocemos (letras, notas musicales, señales), ya que no tiene un significado unívoco. No se puede descifrar de forma definitiva. Las principales interpretaciones, de hecho, pertenecen al propio Malévich.

Entre el arte y el misterio

En un inicio, afirmó que esta pintura era la forma primera, de la cual derivaban todas las demás: el círculo, la cruz, el tablero de ajedrez. Produjo obras con estas formas y las presentó en 1915 en la exposición 0,10, dando origen al movimiento que llamó suprematismo.

Años después, Malévich volvió a reinterpretar su obra: dijo que representaba el principio de la economía en todos los ámbitos (color, forma). Sus discípulos vincularon esta idea con la racionalización soviética del trabajo y de la vida cotidiana. Adoptaron el Cuadrado negro como emblema de su grupo y lo llevaban cosido en las mangas de sus ropas.

Más tarde aún, el propio autor dio otra vuelta de tuerca al significado: sostuvo que quien contemplaba el cuadro veía un misterio, lo que los antiguos veían en la imagen de Dios. Dijo que en esa forma negra y cerrada había un sentido místico. Poco antes de morir, afirmó que en ella veía la eternidad y el infinito.

Como puede verse, el abanico de interpretaciones es amplio. Y si sumamos las aportaciones de críticos, historiadores y artistas posteriores, la lista es aún más extensa.

No se trata, pues, de una obra que nos diga algo de forma directa, sino de una pieza interactiva que nos exige activar la imaginación y otorgarle un sentido propio. Es una obra conceptual, y precisamente por eso tuvo (y sigue teniendo) una influencia profunda en todo el arte del siglo XX. El conceptualismo y el minimalismo están estrechamente vinculados a ella.

En cuanto a su forma, es un cuadro: óleo sobre lienzo, colgable en una pared. Pero en cuanto a su significado, trasciende la pintura y la imagen tradicionales y propone una nueva forma de pensar.