Este templo es el panteón funerario de los almirantes rusos

Mijaíl Mokrushin/Sputnik Catedral de San Vladímir de Quersoneso
Mijaíl Mokrushin/Sputnik
A principios de la década de 1840, el almirante Mijaíl Lázarev, comandante de la Flota del mar Negro, solicitó al emperador Nicolás I que permitiera la construcción de la catedral de San Vladímir en Sebastopol. Pero, ¿por qué necesitaba el permiso del zar?

Además de Telegram, Puerta a Rusia difunde contenidos en su página de VKontakte. ¡Únete a nosotros!

La catedral de San Vladímir de Quersoneso era inusual en todos los sentidos. En 1829, Nicolás I convocó un concurso para el proyecto de la catedral, que debía levantarse en el lugar del bautismo del príncipe Vladímir en Quersoneso, una antigua ciudad de la costa del mar Negro, no muy lejos de los barrios de Sebastopol. El ganador del concurso fue Konstantín Ton. Pero pasaron los años y la construcción no llegó a iniciarse. Y entonces el famoso comandante naval Lázarev decidió dirigirse al Emperador - fue él quien aprobó el proyecto de la catedral en Quersoneso. Mientras tanto, Sebastopol carecía de un gran templo. Antes de que Lázarev murió en 1851, pidió ser enterrado en una cripta en el lugar donde se levantaría la futura iglesia.

Vasili Batánov/Sputnik
Vasili Batánov/Sputnik

La construcción duró varias décadas: cuando pusieron los cimientos, comenzó la Guerra de Crimea. Durante la defensa de Sebastopol murieron tres alumnos de Lázarev: los almirantes Vladímir Kornílov, Vladímir Istomin y Pável Najímov. Fueron enterrados junto a su mentor.

En 1862, el arquitecto Alexéi Avdéiev se hizo cargo del proyecto y replanteó el diseño de Ton. En 1881 se consagró la iglesia inferior, y siete años más tarde, la superior.

Vasili Batánov/Sputnik La tumba de los almirantes rusos Najímov, Istomin, Kornílov y Lázarev en la catedral de Vladímir en Sebastopol.
Vasili Batánov/Sputnik

Durante la Segunda Guerra Mundial, la cúpula de la catedral fue utilizada por los observadores. Los bombardeos dañaron gravemente la catedral, que también fue aprovechada por los saqueadores. Sólo a mediados de la década de 1960 comenzó a restaurarse. Y treinta años más tarde fue posible devolver las cenizas de los almirantes a su lugar.

<