5 razones para leer la novela en verso ‘Eugenio Oneguin’ de Pushkin
1. Sigue siendo una lectura apasionante
Hay muchas obras maestras de la literatura universal que la gente corriente prácticamente no lee, pero se analizan con entusiasmo durante siglos por lingüistas y críticos literarios.
Eugenio Oneguin no es una de ellas. A pesar de que se han dedicado volúmenes y volúmenes de diversos estudios a su análisis, la novela sigue siendo amada por los lectores rusos de a pie. La aman porque, aparte de la belleza de su estilo y la profundidad de su significado, sigue siendo interesante de leer. Y los sentimientos y pensamientos de los personajes siguen conmoviendo a los modernos hípsters y a las chicas de pueblo.
La trama de la novela es fascinante. Eugenio, un noble rico, es aún muy joven, pero ya está cansado de la vida social y el ocio de la metrópoli de San Petersburgo. Llega al campo, donde hereda una finca de su tío fallecido.
Eugenio, aburrido, conoce a un poeta llamado Lenski. Éste le presenta a su amada Olga y a la hermana de esta, Tatiana, que se enamora del enigmático Oneguin... Más adelante se desarrollan pasiones shakesperianas en suelo ruso.
Pushkin comenzó a escribir la novela en 1823, cuando aún no había cumplido los 24 años, y la terminó sólo 8 años después, en 1831. La obra se públicaba por capítulos, como una serie fascinante, y los lectores esperaban con ansia que llegase la siguiente parte. Y el final conmocionó al público.
El propio Pushkin dijo que su trabajo a gran escala en la novela fue una hazaña.
2. Es una ‘enciclopedia de la vida rusa’
Oneguin es calificada de “enciclopedia de la vida rusa”. Este epíteto fue utilizado por primera vez por Visarión Belinski, el crítico literario ruso más reconocido del siglo XIX. Y gracias a él, esta definición se hizo popular.
En una pequeña (sobre todo, para los estándares de Lev Tolstói) novela de 24 mil palabras (poco más de 200 páginas en verso), Pushkin consiguió mostrar cómo vivía Rusia en el primer cuarto del siglo XIX. Describió la hacienda de los nobles, la vida de los campesinos, la alta sociedad de San Petersburgo y la vieja nobleza moscovita.
En su novela cambian las estaciones y los paisajes de la parte central de Rusia, y a cada uno le encuentra una descripción amplia y memorable. Pushkin también hace muchas digresiones y observaciones filosóficas y psicológicas que se convierten en aforismos. Como estos: “Es posible ser un buen hombre/ Y pensar en la belleza de tus uñas” o “Cuanto menos amamos a una mujer,/ Más fácil es que le gustemos”.
Desde el momento de la publicación del primer capítulo en 1825, la novela sigue fascinando al lector por la complejidad de su composición, la abundancia de temas tratados, la descripción minuciosa de los detalles de la vida cotidiana y la profundidad de los personajes, desarrollados con una habilidad sin igual.
3. Las mejores declaraciones de amor de la literatura rusa
Casi todos los rusos se saben de memoria la carta de Tatiana a Oneguin (o, al menos, parte de ella). La joven, que vive en un mundo de libros y naturaleza, hace una audaz confesión al aburrido héroe byroniano que se encuentra por casualidad en su remota aldea. Ella misma se da cuenta de que tal vez él sea un “tentador traicionero” y de que se trate de un engaño. Pero pone su destino en manos de Oneguin.
Toda mi vida ha sido una promesa
de este inevitable encuentro contigo;
Sé que Dios te ha enviado
¡hasta la tumba serás mi guardián!
Cabe señalar que Oneguin apreció mucho este acto de valentía, pero, a pesar de todo su cinismo, no se aprovechó de la inexperta Tatiana.
Para Pushkin, el broche final de la novela será una declaración de amor que escribirá el propio Oneguin (no vamos a revelar todos los detalles ni diremos a quién la escribió).
Ésta ya es la carta de un hombre sabio y con experiencia, pero que por primera vez en su vida está verdaderamente cegado por el amor. Y el lector descubre a un Oneguin diferente que abre su corazón en su carta-confesión.
Lo sé: mi siglo ya está medido;
Pero para prolongar mi vida
Debo estar seguro por la mañana
Que te veré por la tarde...
4. Una de las primeras novelas rusas y una obra maestra
Los primeros escritores “laicos” rusos, Mijaíl Lomonósov y Alexánder Sumarókov, criticaban a las novelas europeas por ser inmorales y carecer de sentido.
Pero la novela rusa (al menos, la novela comparable a ellos en calidad) simplemente no existía en aquella época.
Pushkin fue, de hecho, el creador de la nueva novela rusa y de la lengua literaria rusa. Además, Eugenio Oneguin es también una de las primeras obras realistas de la literatura rusa que describe la vida de los contemporáneos y los detalles cotidianos, sin excesivo romanticismo ni sentimentalismo.
La estructura en verso y el contenido polifacético de la novela dificultan tanto su puesta en escena como su proyección en la pantalla. Por lo general, los directores que intentaron ponerla en escena, se limitaron a un fragmento de la obra o únicamente al tema de amor.
Uno de los ejemplos más exitosos fue la ópera de Chaikovski Eugenio Oneguin, en la que los poemas se adaptaron a partes de ópera, y la simbiosis de la música y el texto de Pushkin dio lugar a toda una nueva obra maestra.
5. Posee una estructura de versos única
El genio de Pushkin, entre otras cosas, reside en su filigrana habilidad para la rima. Sus rimas son ligeras y a la vez sutiles, y el verso en sí suena extremadamente armonioso al oído ruso.
Pero Eugenio Oneguin no está escrito simplemente en forma de verso. Cada estrofa tiene su propia y clara estructura interna, que el poeta sigue a lo largo de la novela. En los estudios literarios, incluso apareció el término “estrofa de Oneguin”.
Los traductores de todo el mundo siguen compitiendo entre sí para ver quién traduce mejor la obra de Pushkin a su idioma. Sólo en inglés hay más de 10 traducciones, y continuamente aparecen otras nuevas.
La forma y el pie del verso son el principal dilema para los traductores: ¿merece la pena seguirlos o es mejor centrarse en el contenido y transmitir la atmósfera del texto de Pushkin?
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