La locomotora 2-3-2V: Un gigante veloz de la era soviética (Fotos)

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En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética vivía una época de ambiciosos proyectos industriales. Entre ellos destacó la creación de locomotoras capaces de unir vastas distancias con velocidad y eficiencia. Una de las más fascinantes fue la locomotora de vapor tipo 2-3-2V, diseñada en 1938 por la planta de Voroshílovgrad (actual Lugansk) bajo el mando del ingeniero Dmitri Lvov. Esta máquina no solo rompió récords de velocidad, sino que encapsuló la audacia técnica de su tiempo.

Un diseño nacido de la urgencia
En abril de 1938, la fábrica de Voroshílovgrad culminó la construcción de la locomotora № 6998, una bestia de 138 toneladas diseñada para arrastrar trenes de pasajeros a hasta 180 km/h. Su configuración de ruedas 2-3-2(dos ruedas delanteras, tres motrices y dos traseras) la convertía en una rareza, optimizada para la estabilidad a alta velocidad.

Sin embargo, su verdadero genio radicaba en la estrategia de construcción: aprovechar componentes de las populares series FD (utilizadas en carga pesada) e IS (las “Iósif Stalin” para pasajeros). Cilindros, calderas, e incluso piezas menores como sellos y cojinetes, eran intercambiables, facilitando su mantenimiento en una red ferroviaria ya saturada de estas máquinas.

Innovaciones que desafiaron la gravedad
Para competir con locomotoras legendarias como las Kolomna, el equipo de Lvov apostó por la ligereza sin sacrificar potencia. La caldera, fabricada con acero de alta resistencia y soldaduras, redujo su peso en 3.5 toneladas frente a sus rivales. Además, incorporó un sobrecalentador de tubos anchos tipo L40, probado previamente en modelos experimentales. Las ruedas motrices de 2.2 metros de diámetro (las más grandes de su tipo en la URSS) permitían aprovechar al máximo la potencia, mientras que el uso de aceros aleados y piezas forjadas aligeraba su estructura.

Pero su rasgo más llamativo era su silueta aerodinámica en forma de cigarro, diseñada para cortar el viento. Esta innovación, combinada con rodamientos de rodillos en todos los ejes, la convertían en un prodigio de eficiencia, ideal para las largas rectas de las estepas soviéticas.

Pruebas de fuego: velocidad y límites
En junio de 1938, la № 6998 comenzó sus pruebas en el tramo Eslaviansk–Rostov, arrastrando trenes de hasta 850 toneladas. En pendientes del 8‰, mantenía 70 km/h, y en el 6‰, rozaba los 100 km/h. Para julio, ya operaba en el Ferrocarril de Octubre (conexión vital entre Moscú y Leningrado), donde, con 900 toneladas, generaba 3400 caballos de fuerza, aunque su velocidad caía de 110 a 76 km/h en ascensos prolongados.

Sin embargo, su talón de Aquiles fue el consumo de combustible. Al operar en la línea Moscú–Bologóie —diseñada para locomotoras más lentas como las serie Su—, gastaba un 15% más de carbón. Esto, sumado a su complejo mantenimiento (a pesar de los componentes compartidos), limitó su adopción masiva.
