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El piloto que voló un tiburón en el cielo ruso: Abrek Barsht, héroe soviético del aire

Pocos nombres resuenan con tanta fuerza en la historia de la aviación militar soviética como el de Abrek Arkádievich Barsht, un piloto que transformó su pasión por el boxeo y los cielos en una carrera legendaria, marcada por valentía, innovación y una fidelidad inquebrantable al deber. Nacido el 2 de diciembre de 1919 en la localidad de Stáraia Zbrúevka, Barsht forjó su destino a golpe de esfuerzo desde una edad temprana.

De los guantes de boxeo a la cabina de un caza

La historia de Abrek comenzó lejos del frente, en los gimnasios de Vorónezh y Vladivostok, donde descubrió su primera pasión: el boxeo. En 1934 comenzó a entrenar, y en paralelo se sintió atraído por la aviación. En 1937 ingresó en un aeroclub local y luego en la escuela de pilotos de Chitá, compaginando los entrenamientos con vuelos cada vez más ambiciosos. En 1938 se incorporó oficialmente al Ejército Rojo, donde no tardó en brillar en las competiciones deportivas de las escuelas militares del Cáucaso Norte, destacando en peso pluma.

Foto de archivo

Un año después, en 1940, se graduaba en la Escuela de Aviación Militar de Batáisk, y no pasó mucho tiempo antes de que la historia lo pusiera a prueba.

El cielo en llamas: Barsht en la Segunda Guerra Mundial

En abril de 1942, Barsht fue destinado al frente como parte del 118º Regimiento Aéreo Independiente de Reconocimiento y Corrección, una unidad especializada en detectar posiciones enemigas y ajustar el fuego de artillería. Era una labor peligrosa y silenciosa, pero crucial para el éxito del Ejército Rojo.

Pese a que estos vuelos no debían implicar combate directo, la realidad del frente obligó a Barsht a tomar decisiones difíciles. En su Yak-9, decorado con una boca de tiburón en el capó, no dudó en enfrentarse a los cazas enemigos cuando fue necesario.

Foto de archivo

En una ocasión logró derribar un Focke-Wulf FW-190D-9, el líder de una gran formación alemana, en los cielos cercanos a Úzhgorod.

Secuencia del derribo de un Focke-Wulf FW-190
Dominio público

Para abril de 1945, Barsht acumulaba 365 salidas de combate, había derribado cuatro aviones enemigos, destruido seis baterías de artillería, 50 tanques y hasta un batallón completo de infantería enemiga. Además, fue pionero en la corrección del fuego de artillería desde cazas, completando 28 misiones de este tipo.

El 10 de abril de 1945, su heroísmo fue reconocido con el título de Héroe de la Unión Soviética y la condecoración de la Estrella de Oro Nº 5997.

Foto de archivo

Una vida al servicio del cielo

Después de la guerra, Barsht continuó su carrera en la Fuerza Aérea Soviética, perfeccionando sus conocimientos en la Academia de la Fuerza Aérea, de la que se graduó en 1949. Fue reconocido como piloto militar de primera clase y permaneció en activo hasta 1978, alcanzando el grado de coronel.

Ya en la reserva, su vínculo con la aviación no se rompió: dirigió la base de entrenamiento en vuelo del Instituto Hidrometeorológico Estatal Ruso, y ocupó el cargo de vicepresidente de la Federación de Aficionados a la Aviación de Rusia en la región noroeste.