Valentín González ‘El Campesino’ y su paso por la URSS
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De héroe revolucionario a prisionero
Valentín González llegó a Moscú con la imagen de un combatiente forjado en el frente. Fue admitido en la prestigiosa Academia Militar Frunze con el grado de comandante. Allí debía formarse, junto a otros españoles, como cuadro militar de alto nivel. Sin embargo, su estancia no tardó en complicarse: fue acusado de “incompetencia” y expulsado de la academia. Poco después, el NKVD (la policía secreta soviética) lo detuvo y lo condenó a años de prisión.
En pleno estalinismo, el paso de la admiración a la persecución podía ser cuestión de semanas.
Los años del Gulag
Tras varios intentos fallidos de escapar, El Campesino fue enviado a Vorkutá, uno de los campos de trabajo más temidos del Gulag, en el Ártico soviético. Trabajó en condiciones inhumanas en las minas de carbón, rodeado de hambre, frío y muerte. Muchos de sus compañeros de barracón no sobrevivieron. Él sí.
Según publican en Todos los Nombres, durante el terremoto de 1948 en Ashgabat (Turkmenistán), González y otros presos aprovecharon el caos para fugarse. Logró cruzar la frontera y refugiarse en Irán, donde denunció públicamente el régimen soviético. Fue entonces cuando se rompió definitivamente con el comunismo oficial.
Testigo incómodo del estalinismo
Ya en Europa Occidental, Valentín González publicó varios libros demoledores. En Vida y muerte en la URSS (1951), relató su experiencia en los campos y cárceles soviéticas. En Comunista en España y antiestalinista en la URSS (1952), arremetió contra el modelo soviético que, según él, traicionaba los ideales que lo llevaron a luchar en España. Y en Yo escogí la esclavitud (1976) dejó su testimonio más personal y doloroso.
Regreso y olvido
Tras décadas de exilio, regresó a España en 1977, tras la muerte de Franco y el inicio de la Transición. Vivió sus últimos años en Madrid, donde falleció en 1983. Para entonces, su figura era incómoda tanto para la izquierda tradicional como para la derecha.