Batalla de Kursk: cómo Hitler perdió su última esperanza de ganar la Segunda Guerra Mundial (Fotos)
La batalla de Kursk (del 5 de julio al 23 de agosto de 1943) fue una de las más grandes y sangrientas de la historia de la humanidad. Dos millones de personas, 6.000 tanques y 4.000 aviones participaron en esta confrontación a 452 kilómetros al sur de Moscú. Las bajas rusas ascendieron a un cuarto de millón de personas; los nazis perdieron 500.000 soldados.
Después de haber sido aplastantemente derrotado en Stalingrado, Hitler estaba desesperado por recuperar la iniciativa. El plan de campaña para el verano de 1943 era atacar simultáneamente desde el sur y el norte en el saliente de Kursk para cercar y atrapar al Ejército Rojo. Este plan recibió el nombre de Operación Ciudadela.
Al mismo tiempo, los líderes militares soviéticos también planearon una ofensiva de verano para capitalizar el éxito de Stalingrado. Pero al enterarse de los preparatorios de la Operación Ciudadela, el Estado Mayor soviético cambió de táctica. Aplazaron la ofensiva y decidieron luchar primero contra el ataque alemán.
Anticipándose al ataque, las tropas soviéticas reforzaron su defensa haciéndola multicapa y casi imposible de penetrar: se construyeron ocho líneas de fortificaciones.
Cuando los alemanes comenzaron la ofensiva el 5 de julio, lograron hacer algunos progresos en el sur, pero en el frente norte sus ataques se empantanaron en las líneas de defensa soviéticas. Al mismo tiempo, el Ejército Rojo logró su objetivo principal: impedir que los dos ejércitos alemanes se unieran y los rodearan.
La famosa batalla de tanques en Prójorovka (12 de julio), en la que 1.000 tanques de cada bando fueron lanzados a la lucha, fue parte del asalto alemán desde el sur. La batalla terminó en un punto muerto: el ataque alemán fue detenido, pero el Ejército Rojo no pudo rodear y destruir a su enemigo.
En Prójorovka, los alemanes utilizaron sus nuevos tanques pesados, el Tiger I y el Panther, con la esperanza de que pudieran ayudar a ganar el combate contra los tanques soviéticos T-34 y KV. Sin embargo, estas esperanzas no se hicieron realidad. Los nuevos tanques no se convirtieron en un factor decisivo en la batalla.
Poco después de la batalla de Prójorovka, las tropas soviéticas lanzaron las operaciones de la ofensiva estratégica de Kursk en el norte y el sur. Ambas operaciones tuvieron éxito. A finales de agosto de 1943, el Ejército Rojo había conquistado el terreno a lo largo de una línea de frente de 1.931 kilómetros. Como resultado de la batalla de Kursk, los alemanes perdieron la capacidad de llevar a cabo cualquier operación ofensiva estratégica y comenzaron la retirada que terminaría en su derrota completa y rendición incondicional.
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