El mago de la torre Sújareva
En esta misma torre entre los siglos XVII y XVIII, llevó a cabo sus experimentos un descendiente del rey de Escocia, el alquimista, astrólogo y mago, Jacob Bruce, el cual, investigó a fondo la fórmula del elixir de la inmortalidad y cuya fuente de poderosos conocimientos se los proporcionaba su famoso libro negro del que existe la certeza de que hay que buscarlo en el subsuelo de la plaza Sújarevskaia.
Para los moscovitas Jacob Bruce era un temido brujo. De la tercera planta de la torre, a veces se veía una luz encendida y decían que ahí realizaba sus experimentos de magia negra. Se oían estallidos y salían extraños fuegos, olores y humos y por la ventana asomaba un enorme telescopio. A la torre a menudo traían todo tipo de extravagantes utensilios, recipientes con polvos extraños y libros.
La torre Sújareva se construyó por orden de Pedro I como fortaleza militar pero con el tiempo se ganó la fama de ser un lugar encantado. Los ciudadanos más cultivados barajaban la idea de que el habitante de la torre buscaba la fórmula de la piedra filosofal. En silencio por las noches, Jacob Bruce, de procedencia escocesa noble, se sentaba a leer su libro negro de conocimientos secretos. Conocía bien la alquimia y la física y era amigo desde la infancia del zar Pedro I, que lo apreciaba por su inclinación a las ciencias ocultas, lo que para Rusia en esos tiempos era algo poco frecuente.
Según las valoraciones de los historiadores, Bruce se adelantó en mucho a Lomonósov, que nació casi medio siglo después. Jacob Bruce era descendiente directo del rey de Escocia, muy cercano por un tiempo a la orden de los caballeros templarios, lo que significa que por herencia pudieron transmitirle no solo conocimientos sino también sus libros secretos que hasta la fecha no se han encontrado, incluido el famoso libro negro.
A finales del siglo XVII, toda Europa sintió inclinación por la ciencia secreta de la alquimia, cuyos trabajos se transmitían de mano en mano con la condición de mantener severamente el secreto. Los alquimistas, al igual que el doctor Fausto, buscaban el elixir de la eterna juventud y de la inmortalidad.
Bruce disponía de un laboratorio, una biblioteca y un paso subterráneo que llegaba más allá de los límites de la construcción, y más de una vez, la gente pudo ver cómo Jacob entraba por otro edificio y más tarde aparecía en su laboratorio de la torre Sújareva.
Precisamente ese pasadizo, estaría situado bajo la calle que hoy conocemos como Prospekt Mira. En 1698, el habitante de la torre Sújareva, junto con Pedro I, hizo un viaje a Inglaterra donde tuvo lugar un encuentro que determinaría todo el futuro destino de Bruce. Conoció al famoso físico, Isaac Newton, del cual se dice que es del todo posible que fuera un alquimista conocido.
En la biblioteca de Jacob había libros de alquimia con muchas anotaciones hechas de su puño y letra sólidamente cifradas que encerraban todos sus descubrimientos en un libro. Hay versiones de que precisamente este cuaderno de trabajo y hechizos era el que llamaban libro negro.
Durante una de las guerras ruso-suecas, el laboratorio de la torre Sújareva, inesperadamente adquirió un sentido estratégico. Precisamente aquí, Jacob Bruce que aparte de astrólogo y mago era ingeniero y militar, modernizó la pólvora, hasta tal punto que su descubrimiento desempeñó un papel decisivo en el resultado de la batalla de Poltava: la pólvora de Bruce resultó ser la mejor del mundo.
Pero la curiosa estrategia que sorprendió a sus contemporáneos no era del todo nueva. Quinientos años antes del nacimiento del brujo de la torre Sújareva, la citada táctica ya la habían usado los templarios. Medio siglo después, los conocimientos secretos de la antigua orden de los templarios se reflejaron en la vida de la Rusia de Pedro el Grande, en el tercer piso de la torre Sújareva. Por las tardes tenían lugar aquí extrañas reuniones. A la torre se acercaban lujosas carrozas y llegaban huéspedes relevantes a los aposentos de Bruce. En ocasiones se veía bajar de la carroza al propio zar Pedro I.
En el museo del Ermitage se ha conservado un original objeto, el espejo de Jacob Bruce, cuya cobertura especial ha permanecido intacta hasta ahora y gracias al cual podía explorar las estrellas junto con su telescopio.
También dicen que con ayuda del espejo se comunicaba con los fantasmas. Fuera como fuere, Jacob Bruce en el siglo XVII pudo conseguir lo que despierta perplejidad y admiración de los físicos modernos. Fue capaz de crear aleaciones que hasta ahora han resultado anticorrosivas.
Por lo visto, algo hizo que no se conservó en sus archivos de datos o pudo leer algo de literatura que estaba en su colección y que no pudieron leer sus contemporáneos. El laboratorio de la torre se convertía por las noches en un observatorio de astrólogo.
Tras haber acumulado bastante experiencia y observación, Bruce decidió componer la carta astral de su amigo Pedro. Al principio la carta parecía completamente previsible, las estrellas mostraban que el zar tenía un carácter fuerte y una salud de hierro, pero cuanto más profundizaba el astrólogo en su trayectoria, más claro se veía que al zar le acechaba un peligro de muerte y Bruce no pudo evitar que este cambiara su último y fatal viaje previsto. Pedro I se resfrió tras una tormenta, enfermó de pulmonía y otras complicaciones lo llevaron enseguida a la muerte.
La mayoría de los libros que se encontraban en la biblioteca de Bruce en la torre Sújareva se han conservado hasta ahora. Cerca de 70 libros están dedicados al ocultismo, la magia y la astrología. Sin embargo después de la muerte de Bruce, muchos desaparecieron, incluido el libro negro.
La emperatriz Catalina II pretendió encontrar el libro para con su ayuda conseguir un mayor poder pero los intentos de penetrar en la torre se veían entorpecidos por el fantasma del fallecido mago alquimista que impedía la búsqueda a cualquiera que lo intentara.
Y como no podía faltar en esta historia, otro de los interesados en encontrar el misterioso libro del conde Bruce fue Iósif Vissariónovich, más conocido como... Stalin. En 1934 se ordenó derribar la torre Sújareva por mandato especial del Gobierno de la Unión Soviética - práctica habitual en esos años, como sabemos.
Los arquitectos indignados por la destrucción de un monumento histórico, escribieron una carta colectiva a Stalin, a lo que este pronunció que el Gobierno soviético podía construir edificios más gloriosos que la torre Sújareva. La demolición de la torre fue extraña, no se hizo como habitualmente con otros monumentos arquitectónicos, literalmente la fueron destruyendo ladrillo a ladrillo, por etapas.
Es casi seguro que durante la demolición por orden de Stalin, buscaran el libro negro. Pero la búsqueda no tuvo éxito y quedó enterrado en el misterio, al igual que misteriosa fue la muerte de su dueño. Se sospecha que pudiera haber fallecido víctima de sus propios experimentos pues en febrero de1735 dos meses antes de morir, Bruce realizó unas gestiones personales a largo plazo y además compró una casa en la calle Miasnítskaya con la intención de utilizarla. Y no solo eso: tampoco dejó testamento alguno. En el año 2005, durante los trabajos de construcción en la plaza Sújarevskaya, se encontraron los fundamentos de la torre Sújareva y con ellos un muro de piedra del siglo XVII.
Un muro de silenciosas piedras que hasta ahora han guardado grandes secretos, los del libro negro del mago de la torre Sújareva.
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