Cómo el Ejército Rojo derrotó a los alemanes en una guerra relámpago de estilo soviético
Las tropas soviéticas demostraron entonces a la Wehrmacht que habían aprendido bien las amargas lecciones de 1941 y que ahora podían utilizar con eficacia la estrategia de la guerra relámpago.
El enemigo esperaba una ofensiva en Ucrania, y los poderosos golpes del Ejército Rojo en Bielorrusia fueron una completa sorpresa. Se rompió la defensa alemana y las formaciones de tanques soviéticos se precipitaron por los huecos creados.
La aviación de asalto atacó sin interrupción las tropas alemanas en retirada, sin darles la oportunidad de reorganizarse y consolidarse en nuevas líneas defensivas. Al mismo tiempo, tras las líneas enemigas se activaron destacamentos de partisanos.
El Grupo de Ejércitos “Centro” fue completamente derrotado en el curso de esta operación: decenas de divisiones alemanas quedaron destruidas.
El total de las pérdidas alemanas ascendió a casi medio millón de soldados. Las tropas soviéticas tuvieron 178 mil bajas, 587 mil personas resultaron heridas.
Durante dos meses de combates el Ejército Rojo avanzó hacia el oeste unos 550-600 kilómetros. Liberó todo el territorio de Bielorrusia y una parte importante del este de Polonia, alcanzando los accesos a Varsovia y la frontera de Prusia Oriental.
“El arte de mando, la habilidad y el valor de las tropas condujeron al colapso de la agrupación alemana más fuerte en la dirección estratégica de Berlín”, dijo el mariscal Gueorgui Zhúkov sobre la Operación Bagratión.
“El final se acerca...”. así describió a su vez los resultados de la operación el general alemán Siegfried Westphal.
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