3 mujeres rusas revolucionarias que cambiaron la historia del país
1. Ekaterina Breshkovski – la ‘bábushka' de la revolución rusa
Cuando tuvo lugar la revolución de febrero de 1917 ella ya tenía 73 años y estaba en el exilio siberiano debido a su papel en la revolución de 1905.
Aunque su edad no fue un impedimento para participar en los eventos que desembocaron en el levantamiento de 1917. Era conocida como la 'bábushka' (abuela) de la revolución rusa y se ganó unos leales seguidores gracias a sus décadas de lucha contra el régimen zarista.
El activismo político de Breshkovski comenzó en la década de 1870, cuando trataba de buscar apoyo para la causa revolucionaria junto con otros jóvenes radicales. Poco después fue arrestada y sentenciada a trabajos forzados.
Tras varios años de extenuante trabajo en prisión abandonó Rusia y fue a Suiza y América, para volver poco antes de la revolución de 1905. En aquella época participó en la creación del Partido Social-Revolucionario. A pesar de su devoción religiosa instigó al partido a utilizar métodos terroristas.
Fue arrestada de nuevo y enviada a Siberia, donde estuvo hasta la liberación de presos que tuvo lugar en 1917. Se preparó un tren espacial para su vuelta a Petrogrado (San Petersburgo) y en cada parada la recibían orquestas y regimientos militares.
“La Rusia liberada espera a bábushka para mostrarse respeto y compartir la gran felicidad de la tan esperada libertad”, escribía el periódico liberal Rech (Discurso).
Cuando finalmente llegó a la capital la recepción que esperaba a Breshkovski era mayor de lo que podía imaginar. Varios ministros se acercaron a la estación y la llevaron al Palacio de Invierno.
Apoyaba al gobierno provisional y odiaba a los bolcheviques- pedía que los aniquilasen como a “perros salvajes”. Tras la revolución de octubre su descontento fue tal, que emigró a EE UU, donde trató en vano de recaudar fondos contra los bolcheviques. Cesó su actividad política en los años 20 y falleció en Checoslovaquia en 1934, a los 90 años.
2. María Spiridónova : la virgen de los social-revolucionarios
María Spiridónova es recordada como una de las figuras principales de la revolución rusa. Fue miembro del Partido Social-Revolucionario y pasó gran parte de su vida en exilio o en prisión, tanto bajo el régimen zarista como del bolchevique. Debido a su infatigable fuerza de voluntad era conocida como la “virgen de los social-revolucionarios”.
Una década antes de 1917 ya era una activista revolucionaria. En 1906 mató a un oficial de provincias por su papel contra una protesta campesina. A pesar de sus tendencias terroristas muchos rusos simpatizaban con ella. Tras su arresto y detención recibió palizas y es posible que fuera violada, lo que desató la ira de la opinión pública. En un principio fue condenada a muerte pero se conmutó la pena por diez años de prisión en Siberia. El oficial cosaco que la interrogó fue asesinado por los revolucionarios.
Su liberación llegó tras la revolución de febrero y tras su vuelta a Petrogrado se convirtió en una activa política. Spiridónova se convirtió en una líder de los Socialistas Revolucionarios de Izquierda tras la escisión del Partido Social-Revolucionario.
No estaba de acuerdo con los métodos de los bolcheviques aunque entendía que tuvieran seguidores. Apoyó la alianza entre su partido y el de Lenin tras la llegada al poder de los bolcheviques.
Aunque el pacto duró poco ya que el Partido Social-Revolucionario de Izquierda no aceptó las condiciones del Tratado de Brest-Litovsk que los bolcheviques habían negociado con Alemania. Debido a ello, trataron de llevar a cabo un golpe en julio de 1918 en el que Spiridónova estuvo muy involucrada. Tras este intento fue de nuevo arrestada.
Esta voluntariosa mujer sufrió la persecución del régimen soviético y fue arrestada y enviada al exilio en varias ocasiones. En 1937 la arrestaron y la enviaron a prisión por última vez. En septiembre de 1941 fue fusilada.
3. Alexandra Kollontái: la valquiria de la revolución
Al igual que Breshkovski y Spiridónova, Alexandra Kollontái también era de descendencia noble, aunque no era miembro de los social-revolucionarios sino de los bolcheviques. Es conocida por sus posiciones feministas y por su defensa del amor libre.
Se convirtió en la primera mujer de la historia en ejercer un cargo de ministra. En el gabinete creado tras derrocar al gobierno provisional en octubre de 1917, Kollontái fue la ministra de seguridad social. Aunque no se mantuvo largo tiempo en el cargo sí fue capaz de mejorar los derechos de las mujeres rusas. Debido a su energía y pasión la apodaron la 'valquiria de la revolución'.
Durante la guerra civil rusa estuvo al cargo de la labor política y de propaganda de los regimientos del Ejército Rojo que luchaban contra los blancos en Ucrania. Estuvo allí con Pável Dybenko, su marido y uno de los líderes militares soviéticos. Se cree que este matrimonio fue el primero en ser registrado por las autoridades civiles en Rusia en vez de hacerse por la iglesia.
A principios de los años 20 fue apartada de los altos cargos aunque tuvo una carrera diplomática y fue embajadora de la URSS en México y en Escandinavia. Fue la segunda mujer embajadora del país socialista.
Creía firmemente que las mujeres y los hombres debían tener los mismo derechos y quería eliminar los valores familiares tradicionales y poner más énfasis en la sociedad. A pesar de los enormes cambios sociales que hubo en Rusia a principios del siglo XX sus ideas eran muy radicales para la época.
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