El nieto de Lev Trotski y ‘guardián de su memoria’, Esteban Volkov, fallece en México
El nieto de Lev Trotski, Vsévolod (Esteban) Volkov, falleció en Ciudad de México a la edad de 97 años. La publicación mexicana La Jornada informó de ello el sábado, 17 de junio.
“Esteban Volkov Bronstein, nieto de Lev Trotski y guardián de la memoria histórica del revolucionario ruso, murió anoche a los 97 años”, se dice en la publicación.
Fue el último testigo vivo del asesinato de Trotski por el español Ramón Mercader el 21 de agosto de 1940 en Coyoacán. Volkov dedicó toda su vida a preservar y difundir el legado de su abuelo, incluyendo la creación de un museo casa en su honor, que dirigió hasta su muerte, según el diario ruso Izvestia.
Vsevolod Volkov nació en 1926 en Yalta, hijo de la hija de Trotski, Zinaída Bronstein, y de Platón Volkov. Su padre fue exiliado a Siberia y su madre se suicidó. Cuando el niño tenía 13 años, fue buscado por Lev Trotski y trasladado a México. Vsévolod cambió su nombre de nacimiento por el de Esteban.
Allí estudió química y fue miembro del movimiento socialista local. Volkov fue testigo de varios atentados contra la vida de su abuelo, una vez herido él mismo. En 1990 Volkov convirtió una casa de la zona metropolitana de Coyoacán, donde vivía, en un museo de Trotski.
Cabe recordar que poco antes de la muerte de Vladímir Lenin en 1924, comenzó una activa lucha por el poder dentro del Partido Comunista Ruso, en la que Lev Trotski fue derrotado. En noviembre de 1927 fue expulsado del Partido. En enero de 1929 fue expulsado de la URSS y en 1932 se le retiró la ciudadanía soviética, según informa la agencia TASS.
En 1937, Trotski obtuvo asilo político en México, desde donde criticó duramente la política de Stalin. Al mismo tiempo, se supo que agentes de la inteligencia soviética preparaban el asesinato de Trotski. El primer atentado contra su vida tuvo lugar el 24 de mayo de 1940, pero Trotski no resultó herido. Tras el fracaso de la operación, la inteligencia soviética desarrolló otro plan para eliminar al revolucionario.
Ya a finales de los años 30, Ramón Mercader, un comunista español proestalinista, fue infiltrado en el entorno cercano de Trotski. El 20 de agosto de 1940, Mercader visitó a Trotski en Coyoacán y le pidió que leyera su artículo sobre el movimiento trotskista. Mientras profundizaba en su lectura, Mercader sacó un piolet cosido a su capa y golpeó a Trotski en la nuca. Murió al día siguiente en el hospital y fue enterrado en el patio de una casa de Coyoacán.
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