Richard Sorge, el espía que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial
Durante casi dos décadas después de que acabase la Segunda Guerra Mundial, un gran héroe permaneció en la sombra en la Unión Soviética. En 1963, Nikita Jrushchov vio una película francesa titulada ¿Quién es usted, Sr. Sorge?, basada en la agitada vida del espía soviético Richard Sorge. Según el eminente investigador e historiador Stuart D. Goldman, el líder soviético preguntó a la KGB si la historia era verdad y, cuando lo confirmaron, a Sorge se le concedió la medalla de “Héroe de la Unión Soviética” a título póstumo.
Sorge nació en Bakú (en aquel entonces parte del Imperio ruso) en 1895, de padre alemán y madre rusa, y fue probablemente el espía internacional de más éxito del siglo XX. Su familia se trasladó a Alemania pocos años después de que él naciese. Sorge se crió en un ambiente familiar de clase media alta en Alemania, pero los historiadores coinciden en señalar que sus raíces rusas dejaron hondas huellas en Sorge desde muy tierna edad.
Se alistó en el Ejército Alemán antes de la Primera Guerra Mundial y llegó a obtener la Cruz de Hierro. Tras ser desmovilizado debido a una condena por injurias, Sorge descubrió las obras de Karl Marx y se hizo socialista. Tras completar su doctorado en 1919, se unió al Partido Socialista Alemán. Durante los siguientes años, Sorge participó en diversos actos de agitación social relacionados con la izquierda.
Al tener problemas con las autoridades alemanas, Sorge huyó a la Unión Soviética en 1924. Se unió al Komintern, la organización soviética que trabajaba con partidos comunistas extranjeros.
En aquel entonces ya se había ganado fama de mujeriego. “Sorge era tan guapo como carismático, irresistible para las mujeres y admirado por los hombres”, escribió Stuart Goldman en un artículo para la página web de History Net. Sorge se casaría con una actriz de teatro rusa, pero tuvo muchas amantes.
La anexión de Manchuria por parte de Japón en 1932 creó preocupación en Moscú sobre los planes japoneses para el Lejano Oriente soviético. A Sorge se le encargó crear una red de espionaje en Japón para comprender las intenciones de Tokio con respecto a la URSS.
Uno de los primeros éxitos de Sorge como espía fue descubrir las negociaciones japonesas para un pacto anti Komintern, dirigido contra la URSS.
En 1939, Sorge alertó de que Japón estaba tratando de convencer a Alemania para formar una alianza militar antisoviética. Esto llevó a Stalin a impulsar las negociaciones con Berlín, que resultaron en el Pacto Ribbentrop-Mólotov. Básicamente, este pacto anulaba la posibilidad de un ataque inmediato a la Unión Soviética desde dos frentes, Japón y Alemania.
En una fecha tan temprana como 1940, Sorge advirtió de la posibilidad de un ataque alemán a la URSS.
Según el libro El espía de Stalin, de Robert Whymant, Sorge informó a Moscú el 30 de mayo de 1941 de que el ataque alemán podría empezar la última semana de junio.
Stalin decidió ignorar las advertencias y llamó a Sorge “un bastardo que abría fábricas y burdeles en Japón”. Los historiadores debaten si Sorge informó a Moscú de la fecha exacta de la Operación Barbarroja. Cuando el ataque efectivamente tuvo lugar, Stalin empezó a tomarse en serio al jefe del espionaje.
Un ataque japonés al Lejano Oriente soviético combinado con un ataque alemán en el frente europeo habría tenido consecuencias desastrosas. Sin embargo, Japón estaba en guerra con China y tenía que elegir entre atacar la URSS o atacar las colonias francesas, británicas y holandesas en Asia.
Hotsumi Ozaki era una persona cercana al Gobierno japonés y ayudó a Sorge a valorar la amenaza de Japón. Sorge informó a Moscú de que Tokio se centraría en el frente meridional y solo atacaría Rusia si el Ejército Rojo era derrotado por la Alemania nazi. El espía soviético también logró que Ott, el embajador alemán, confirmase que Alemania no había logrado convencer a Japón de atacar inmediatamente la URSS.
Basándose en esta información, la Unión Soviética movilizó quince divisiones de infantería, tres de caballería, 1.700 tanques y 1.500 aviones desde el Lejano Oriente al frente europeo en 1941, según Stuart Goldman. “Fueron estos potentes refuerzos los que cambiaron el rumbo de la batalla de Moscú la primera semana de diciembre de 1941, al mismo tiempo que Japón atacaba Pearl Harbor”, escribe el investigador en su artículo de History Net.
Arrestado por los japoneses
Los mensajes de radio clandestinos que enviaba Sorge, cifrados mediante la técnica de la libreta de un solo uso (un método soviético de encriptación), sonaban como un galimatías para la policía secreta japonesa. Sin embargo, las sospechas iban en aumento y finalmente fueron capaces de arrestar a Sorge en octubre de 1941, tras hacer que un oficial de la Gestapo de la embajada alemana lo espiase. Sorge se plegó a colaborar con las autoridades, siempre que ellos acordasen no arrestar a su amante Hanako Iishi ni a las esposas de sus colegas. Los japoneses aceptaron las condiciones.
Fue encarcelado durante tres años y los japoneses se ofrecieron a intercambiarlo por un prisionero japonés de la URSS.
Pero los rusos negaron conocer a Sorge. La vuelta de Sorge a la Unión Soviética habría sido embarazosa para Stalin, que pasó por alto sus avisos sobre un ataque alemán.
En 1944, Sorge y Ozaki fueron ejecutados. La amante de Sorge, Iishi, no sufrió ningún daño y más tarde logró recibir una pensión soviética.
La lista de admiradores de este espía soviético incluyen al escritor y oficial de Inteligencia de la Marina Británica, Ian Fleming: “Sorge es el hombre al que yo considero el espía más formidable de la historia”, dijo Fleming sobre este personaje, que probablemente sirvió como fuente de inspiración para las novelas de James Bond.
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