Cuando Rusia intentó conquistar Hawái y los estadounidenses se metieron por medio
A principios del siglo XIX los exploradores rusos Iván Kruzenstern y Yuri Lisianski llegaron a las islas de Hawái y se encontraron con que muchos estadounidenses ya estaban haciendo negocios allí. A pesar de ello, los eslavos se reunieron con el rey hawaiano con ofertas de colaboración, pero finalmente tuvieron que volver a su país con las manos vacías.
La tierra de dos reyes
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, había dos reyes en Hawai: Kamehameha, el gobernante que uniría el reino en 1810 con una capital en Honolulu, en la isla de Oahu, y Kaumualii, vasallo del primer monarca, que gobernaba dos islas más pequeñas, Niihau y Kauai. Miembros de la expedición rusa mantuvieron una reunión con Kamehameha, un ávido amante de los buques que se jactaba de tener un puerto deportivo lleno de buques extranjeros. Kamehameha recibió a los invitados cordialmente y ofreció establecer relaciones de intercambio comercial entre Hawái y las colonias rusas en Alaska.
Desde el primer contacto con Rusia, extraños rumores comenzaron a extenderse entre los lugareños y los estadounidenses que vivían en Hawái: Rusia planea conquistar la isla.
La conquista de un curandero
En 1815, el buque mercante ruso Béring, que viajaba a California con una carga de suministros, fue asaltado por soldados del rey Kaumualii. El primer gobernador de las colonias rusas en América, Alexánder Baránov envió a su enviado, el doctor George Sheffer, a negociar con Kaumualii.
Sheffer, un médico alemán bajo servicio ruso, no tenía ninguna educación militar, naval o diplomática; pero tal vez Baránov simplemente no tenía nadie mejor disponible en ese momento. Sheffer fue instruido para que se comunicase cuidadosamente con Kamehameha, pidiéndole que influyera a Kaumualii para que este devolviese el barco apresado.
El objetivo final, sin embargo, no era el Béring, sino establecer una base para recibir a buques rusos transportando pieles desde Alaska a los mercados de pieles en auge de Cantón, en China. También, Sheffer recibió instrucciones para negociar el monopolio de Rusia del comercio de la madera de sándalo, un material muy costoso con el que se fabricaba mobiliario. Con él, Sheffer llevaba regalos y una carta de Baránov a Kamehameha.
Las cosas comenzaron a ir mal justo después de la llegada de Sheffer a Honolulu a finales de 1815. Aconsejado por los comerciantes locales americanos, Kamehameha se negó por primera vez a recibir al médico. La carta de Baránov fue devuelta sin abrir. Pero afortunadamente para Sheffer, la esposa de Kamehameha cayó enferma, y el doctor consiguió curarla, lo que le ganó la confianza del rey y permiso para comprar parcelas de tierra para construir fábricas. Esto rápidamente le valió la fama de espía ruso, y vivir en las tierras de Kamehameha se volvió más peligroso para él.
En mayo de 1816 Sheffer salió de la isla de Oahu y zarpó a Kauai, hogar del otro rey, Kaumualii. A la llegada de Sheffer, el segundo rey decidió jurar lealtad al emperador ruso Alejandro I, con la esperanza de que el imperio de ultramar le ayudaría a derrocar a su señor. Kaumualii también prometió a Rusia el tan deseado monopolio de la madera de la sándalo. Parecía que Sheffer finalmente lograría su objetivo. Lo hubiese hecho, si no haber sido por los estadounidenses.
Una invasión que nunca fue
Durante su misión Sheffer firmó un acuerdo secreto con Kaumualii, por el cual el rey tenía la obligación de asignar 500 tropas para ayudar a Sheffer en la conquista de la tierra de Kamehameha. Cegado por su éxito precoz, Sheffer envió los documentos firmados por Kaumualii a Baránov en San Petersburgo y comenzó a comprar los buques de guerra al aliado hawaiano a expensas de la Compañía Ruso-Americana (compañía de comercio patrocinada por el estado establecida en 1799). También fundó tres fortalezas, nombrándolas en honor de Alejandro I, su esposa Elizaveta y el mariscal ruso Mijaíl Barclay de Tolly. Además, bautizó uno de los valles de Kauai con su propio nombre.
Esta feliz conquista fue pronto abortada por los comerciantes y los marineros americanos. Muy apresuradamente, compraron a Kamehameha toda la madera de sándalo y todas las provisiones de alimentos y sal para dejar a los rusos hambrientos y sin ningún producto con el que poder comerciar. Por último, los estadounidenses que trabajaban para los rusos comenzaron a desertar y pasarse al lado de sus compatriotas.
En 1817, Sheffer decidió abandonar Hawái.
Las secuelas: mala suerte
Un mes después de que Sheffer abandonara las islas, su informe llegó al zar ruso. Si la posibilidad de tener un estado satélite en Hawái podría haber parecido atractiva, Alejandro I rechazó firmemente la oferta de Sheffer. ¿Qué imagen daría el Imperio ruso, que condenaba las recientes adquisiciones territoriales de Napoleón, adquiriendo una colonia en el Pacífico?
Además, Alejandro I no quería que la cuestión hawaiana estropeara las relaciones entre Rusia y un socio fuerte como Estados Unidos.
Hawái se convirtió en un puerto comercial internacional. Kamehameha murió en 1819, sin haber sido conquistado. Los rusos, como cualquier otra nación, continuaron el comercio ocasional con las islas de Hawái. Hoy en día, cuando el Fort Elizabeth es el único recordatorio de la fugaz conquista de Sheffer, este ha sido convertido en parque histórico.
Fuerte Elizabeth
Los cañones del Fuerte Elizabeth fueron retirados en 1862, mucho después de que los asuntos rusos en Hawái llegaran a su fin. A partir de ahora, el fuerte se ha convertido en un parque histórico que tiene el estatus de Monumento Histórico Nacional.
El fuerte en sí ya no está intacto, aunque los visitantes pueden ver sus cimientos - un octágono irregular que protege la entrada en Kauai a través del canal. Con paredes exteriores de roca construidas a partir de antiguos heiau (templos hawaianos), el fuerte incluyó una vez residencias, una capilla, jardines, un centro de comercio y el edificio de la fortaleza principal. Los visitantes pueden explorar en la actualidad lo que queda por medio de un tour con autoguía.
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