5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos)

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos)
Russia Beyond (Legion Media, pavloposadskie-platki.ru)
¿Es cierto que las primeras botas de fieltro se encontraron en un antiguo cementerio iraní? ¿Y que sólo aparecieron en Rusia a finales del siglo XVIII? Te contamos sobre el origen de algunos objetos icónicos de Rusia.

1. Valenki, botas de fieltro 

Los habitantes de las montañas de Altái llevaban algo muy parecido a los valenki rusos -botas de media de fieltro-. Los científicos lo descubrieron hace más de 20 o 30 años, cuando realizaron excavaciones en la meseta de Altái, Ukok: debido a la glaciación, han sobrevivido allí enterramientos de tribus iraníes de los siglos IV-III a.C.

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos) Fiesta del té, 1860 - 1870, William Carrick
Foto del archivo de Serguéi Maximishin / russiainphoto.ru ; Legion Media

El fieltro como material era común a todos los pueblos de Asia Central, especialmente a las tribus turcas y mongolas. La utilizaban para hacer ropa, alfombras, fundas para flechas, joyas y zapatos. En la antigua Rusia los zapatos se hacían de cuero, líber y piel, pero sobre el calzado de fieltro se supo sólo con la invasión mongol-tártara en el siglo XIII. Pero incluso después de que valenki no se convirtió en un fenómeno de masas y solo podían permitírselos sólo las personas bastante ricas.

El valenki en "forma rusa" apareció a finales del siglo XVIII, cuando los Viejos Creyentes de la provincia de Nizhni Nóvgorod inventaron la tecnología del fieltro sin costuras. El método industrial de producción los abarató. Se asociaron con Rusia tras la Gran Exposición de Manufacturas de todas las Naciones celebrada en Londres en 1851. Después, recorrieron las Ferias Mundiales de Viena (1873), Chicago (1893) y París (1900).

2. Kokoshnik

El símbolo del traje tradicional ruso tiene tres supuestas "patrias". Según una de las versiones, el kokoshnik llegó a Rusia desde Bizancio. Al parecer, la tiara bizantina gustó mucho a las hijas de los príncipes rusos durante la activa importación religiosa y cultural. Los historiadores encontraron una descripción del tocado en forma de peine y placa en las crónicas de Nóvgorod de los siglos X y XI. Según otras versiones, mucho antes de los rusos, los kokoshniks eran usados por las tribus mongolas y mordovianas.

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos)
Dominio público; El mosaico de la emperatriz Teodora en la basílica de San Vitale, Rávena, Italia / dominio público ; Boyarynya, 1885, Konstantin Makovsky / dominio público

Pero sea cual sea la procedencia del tocado, en Rusia se puso de moda rápidamente. Se debía a una actitud especial hacia el cabello: en la mitología eslava, el pelo suelto de las mujeres era una imagen bastante amenazante, una chica con el pelo desordenado significaba mala suerte. Por ello, el kokoshnik resultaba útil para las mujeres de todos los estamentos. Pero poco a poco fue descartado por Pedro I cuando, de acuerdo con su edicto de 1701, la alta burguesía fue obligada a vestirse con ropa europea y el kokoshnik permaneció en el guardarropa de comerciantes, burgueses y campesinas.

3. Gzhel, porcelana blanca y azul

La famosa porcelana pintada en blanco y azul de Gzhel apareció por primera vez en Rusia bajo Pedro I, en el siglo XVIII. Este adorno de cobalto llegó a Rusia desde Holanda, como todos los demás préstamos europeos del zar ruso. En concreto, el "azul de Delft", se trata de un estilo especial de pintura de los maestros de la ciudad de Delft en Holanda.

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos)
Legion Media ; Jarrón ca. 1690, legado de Helen Hay Whitney y donación de George D. Widener, por intercambio, 1994 / The Metropolitan Museum of Art

El pueblo de Gzhel, cerca de Moscú, ya era un centro de alfarería y sede de la primera porcelana rusa. Pero en la época de Pedro la porcelana se pintaba en colores vivos -ocre, esmeralda y granate- y las piezas representaban escenas cotidianas imitando el "lubok". Comenzó a imitar un "Delft azul" más tarde, sólo a mediados del siglo XIX. Por un lado, se trataba de un homenaje a la moda (incluida la porcelana china), y por otro, los maestros se dieron cuenta de que el Gzhel monocromo tenía más demanda en el mercado europeo. Las flores profundas y de varias capas se convirtieron en su marca registrada e hicieron famoso a Gzhel en todo el mundo.

4. Estampado “apepinado”

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos)
Museo Metropolitano de Arte; pavloposadskie-platki.ru

El icónico estampado con forma de “pepino” es un patrón muy antiguo. Se considera que apareció en el antiguo imperio sasánida ( el segundo imperio persa) que existía en el territorio del moderno Irak e Irán a principios del primer milenio. Por las rutas comerciales el ornamento se extendió a la India, Oriente y África, y en Europa ha llegado en el siglo XVII gracias a los colonos británicos. También lo llamaban "paisley". Otro siglo después llegó a Rusia, uniéndose orgánicamente a la línea de adornos vegetales, que eran populares aquí. "El 'estampado de moda' se convirtió en uno de los más buscados por los maestros de los chales Pavloposadski, quizás el más famoso de los chales rusos en el mundo actual.

5. Sombrero con orejeras

5 cosas tradicionales rusas, que en realidad no son rusas (Fotos) Soldado del Ejército Rojo, 1932
Serguéi Korshunov / MAMM / MDF / russiainphoto / V. Volodkin / Sputnik/Legion Media

Este es otro elemento cuyas raíces se remontan al montículo de la meseta de Ukok. En el mismo momento de las excavaciones se encontró un casco de fieltro del siglo IV a.C., con la punta hacia arriba, rematado con una figura de cabeza de pájaro y con las orejas anudadas. Posteriormente, este tipo de tocado se extendió entre los pueblos de Asia Central: los mongoles, los kirguises, los bashkires y los buriatos. Se cree que el prototipo del sombrero ruso con orejeras fue un sombrero mongol puntiagudo llamado “malakhai”.

Ha sufrido muchas modificaciones desde entonces, y todavía no se ha convertido en algo arcaico. En los años 1930-1940 las orejeras pasaron a formar parte del uniforme de invierno del Ejército Rojo. Y si los mongoles valoraban el “malakhai” por el hecho de que las flechas ya ralentizadas no podían penetrar una protección tan cálida, los campesinos rusos, los soldados e incluso las reinas (la madre de Pedro I, por ejemplo, tenía tres de ellos en el armario) - por el hecho de que era simplemente indispensable en los duros inviernos rusos.

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