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¿Por qué a los rusos les gustan tanto los 'pelmeni'?

Kira Lisítskaia (Foto: daneger, romrodinka, Deagreez, Antonio_Diaz, Roman Fernati/Getty Images)
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Los pelmeni no son solo un plato: son un símbolo cultural y casi parte del ADN gastronómico ruso. Según las encuestas, al 98 % de los rusos les encantan y muchos los comen varias veces al mes. Además, más de un tercio de ellos los prepara en casa. Entonces, ¿a qué se debe este amor nacional?

La comida perfecta para el frío

Alexéi Malgavko / Sputnik

Se cree que los pelmeni aparecieron por primera vez en los Urales y Siberia a finales del siglo XIV y principios del XV, heredados de los pueblos nómadas túrquicos. Otra teoría sostiene que llegaron desde China. En cualquier caso, el nombre “pelmeni” procede de las palabras komi-pérmicas pel (“oreja”) y nián (“pan”), es decir, “oreja de pan”.

En un clima tan duro, un plato de pasta y carne era una auténtica salvación. Los pelmeni podían prepararse con antelación y almacenarse al aire libre, siempre listos para cocinarse en cuestión de minutos. Este suministro estratégico resultaba ideal tanto para viajeros como para familias numerosas.

Un amor nacional

Arx0nt / Getty Images

En la Rusia central, los pelmeni se hicieron populares hacia el siglo XIX, cuando muchos los llamaban “orejitas” por su forma. En esa época, la gente empezó a viajar más entre regiones (en parte gracias al desarrollo del transporte) y adoptó las tradiciones culinarias de sus vecinos. Así, los pelmeni se convirtieron en un plato imprescindible: se servían tanto en tabernas de carretera como en elegantes restaurantes de Moscú y San Petersburgo, e incluso se invitaba a cocineros de Siberia para garantizar su autenticidad.

Vitali Savéliev / Sputnik

Pero su verdadero auge llegó en la era soviética, cuando la producción dejó de ser casera y pasó a ser industrial, a mediados de la década de 1930. El surtido se diversificó: pelmeni de pollo, de carne mixta, de pescado… y, lo más importante, a precios muy bajos. Por todo el país comenzaron a abrirse Pelmennie, cafeterías especializadas en este plato, que ofrecían una comida rápida y económica. Aun así, muchos soviéticos preferían hacer sus pelmeni en casa, pues confiaban más en su sabor casero.

Un sabor a hogar

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Preparar pelmeni en familia es uno de los rituales más entrañables para muchas generaciones de rusos (¡y no solo de ellos!). Imagínate una tarde tranquila de invierno: escarcha en la ventana, oscuridad temprana y varias generaciones reunidas en la cocina. Hacer pelmeni no es complicado (solo hay que envolver el relleno en masa), pero el objetivo no es únicamente cocinar.

Alexéi Malgavko / Sputnik

El proceso en sí une a la familia, fomenta la creatividad e incluso tiene algo de meditativo. Algunos pelmeni se congelan para más adelante y los demás se disfrutan allí mismo, alrededor de la mesa. Los pelmeni realmente acercan a las personas; son recuerdos que acompañan toda la vida. Porque el amor ruso por los pelmeni es, en realidad, amor por la familia, el hogar y la calidez compartida.

S. Mostovets / TASS