Las 5 ciudades más frías de Rusia

Las 5 ciudades más frías de Rusia Yakutsk
Legion Media
En el país más grande del mundo hay lugares en los que, con -30ºC en invierno, los habitantes locales no consideran aún que haga frío. Hemos seleccionado cinco ciudades con un clima realmente extremo.

La vida en el norte de Siberia es como un invierno casi eterno: el crujido de la nieve bajo los pies, oscuras noches polares y bahías cubiertas de hielo donde las botas de piel de reno son el calzado más práctico.

1. Yakutsk

Las 5 ciudades más frías de Rusia
RIA Novosti

“Al llegar al aeropuerto de Yakutsk me sentí observado, no por mi aspecto físico, sino, supongo, porque la gente quería ver cómo iba vestido el único ‘turista’ para hacer frente a un tipo de frío al que tan solo la gente de esta parte del mundo se enfrenta casi cada día”, explicó el fotógrafo suizo Steeve Iuncker acerca de su sesión fotográfica en Yakutsk (a 4.880 kilómetros de Moscú). En efecto, aparecer en la ciudad más fría de Rusia sin verdadera ropa de abrigo es una idea arriesgada: la temperatura media en la capital de la República de Sajá es de −40 a −50 °C (la más baja fue de −64 °C).

A pesar de las extremas condiciones de vida, en esta ciudad de diamantes, casas sobre pilotes (a causa del suelo permanente helado, colocar cimientos es un trabajo largo y costoso), y mamuts, viven unas 300.000 personas. Una pareja de enamorados locales estableció incluso el récord de duración de un beso a −30 °C: 22 minutos.

Una buena estrategia para recorrer Yakutsk en invierno es moverse de un punto de interés cultural a otro. Del Museo del Mamut, donde se exponen esqueletos gigantes, al Museo del Permafrost, donde el visitante recibirá unas botas “válenki” y le explicarán detalladamente los tipos de hielo que existen; del Museo del Arpa de Boca de los Pueblos del Mundo a una joyería, a por diamantes, o a un restaurante, a probar el pescado “chir”, la carne de reno o la de potro.

2. Norilsk

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Anna Grúzdeva

En el norte de la región de Krasnoyarsk (a 2.900 kilómetros de Moscú) se encuentra una de las ciudades más frías y contaminadas de Siberia. Aquí se extrae paladio, platino, oro, plata, níquel, cobalto y cobre. A pesar de ello, Norilsk es una ciudad interesante, donde es perfectamente posible pasear, tanto a -30 °C en invierno como a +30 °C en verano.

Se puede echar un vistazo al Museo de Historia Local y leer las cartas de los presos del campo de trabajos forzados de Norilsk, o contemplar objetos etnográficos poco comunes, como ropas de chamanes o de los pueblos evenki y nganasan. Y tras los paseos helados, se puede comprar en el supermercado pelmeni con carne de reno y mirar durante la cena la serie de fotografías de Elena Chernishova “Days of Night — Nights of Day” sobre Norilsk, con la cual fue ganadora del premio World Press Photo en 2014. Por cierto, para poder entrar a esta ciudad es necesario contar con un permiso especial que entrega el FSB.

3. Dikson

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Legion Media

Dikson es el asentamiento más septentrional de Rusia, situado en la región de Krasnoyarsk, en la costa del mar de Kara (a 2.700 kilómetros de Moscú). “La capital del Ártico nevado”, así la llamaban en los tiempos soviéticos, cuando allí se encontraba el puerto ruso más grande (por cierto, en verano se puede llegar a Dikson en barco por el río Yeniséi).

El clima es aquí más duro que en Norilsk: las negras noches polares y las temperaturas bajo cero comienzan en septiembre. El único mes del año sin nieve es junio, y en ocasiones, más tarde; las competiciones de esquí suelen realizarse en mayo.

Con frecuencia hay “ventisca negra”: una fuerte tempestad de viento y nieve en la que la velocidad del viento supera los cuarenta metros por segundo y la propia ventisca se transforma en un huracán. Los habitantes locales cuentan que empiezan a volar perros vagabundos y barriles vacíos de combustible, de los cuales hay una gran cantidad en la costa.

Aunque en Dikson uno puede apreciar también la belleza del Ártico: sentir la fuerza del mar de Kara, ver ballenas belugas, morsas y, por supuesto, admirar la aurora boreal.

4. Verjoyansk

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TASS

En la pequeña localidad de Verjoyansk (a 4.675 metros de Moscú) viven algo más de 1.000 personas. Los científicos y meteorólogos siguen sin ponerse de acuerdo sobre cuál de las dos ciudades es el "polo del frío": Verjoyansk u Oimiakón (ambas se encuentran en Yakutia).

Para los habitantes de estos rincones helados del planeta, tal discusión no es demasiado importante: una diferencia en 2 o 3 grados bajo cero no cambia el hecho de que, en invierno, fuera de casa, tanto en Oimiakón como en Verjoyansk, el frío sea extremo (la temperatura más baja de la historia de la ciudad fue de −69,8 °C).

No es sorprendente que desde el siglo XIX exiliasen a Verjoyansk a revolucionarios, amotinados y decembristas. En estos parajes estuvo exiliado durante 12 años (de 1880 a 1892) Wacław Sieroszewski, etnógrafo y estudioso de Siberia ruso de origen polaco. El científico se casó con una mujer yakuta y se dedicó a estudiar la etnografía local y, como resultado, escribió su obra Los yakutos. Experiencia e investigación etnográfica.

5. Dúdinka

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TASS

En Dúdinka (a 2.800 kilómetros de Moscú) se celebra cada marzo el Día del Pastor de Renos. Ese día helado, los evenki, dolnagi, nganasan y nénets, todos pueblos indígenas de esta fría región, se visten con sus mejores ropas tradicionales y organizan carreras en renos, un espectáculo que puede verse en muy pocos lugares, ya que suelen trashumar lejos en la tundra.

También en Dúdinka, en el taller “Mukustur” o “Casa de Arte Popular”, se pueden comprar botas de piel de reno decoradas con patrones tradicionales: su calidad está confirmada por los locales. Igual que en el caso de Yakutsk, pueden encontrarse objetos valiosos poco comunes, como broches y otros adornos hechos de colmillo de mamut, que servirán de recuerdo de lejanas tierras heladas.

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