‘Zvezdá’, el ambicioso proyecto ‘top secret’ de la Unión Soviética para colonizar la Luna
Si bien la iniciativa se presentó principalmente como una empresa científica, revelaciones posteriores sugieren que se contemplaron posibles aplicaciones militares, incluyendo plataformas de lanzamiento de misiles y sistemas de seguimiento inalcanzables desde la Tierra. Diseñado por el ingeniero Vladímir Barmin bajo la dirección de Serguéi Koroliov, el plan consistía en desplegar una serie de módulos esféricos y cilíndricos en la Luna, proporcionando un espacio habitable de 22 metros cuadrados por módulo.
La construcción de “Barmingrado” debía llevar a la Luna nueve módulos y los primeros colonos debían ser 12 cosmonautas que se alojarían en habitáculos con una masa bruta de 8 toneladas, 8,6 metros de largo y 3,3 metros de diámetro. Su finalidad era ser usados como un centro de mando, un laboratorio científico, una cocina con comedor, almacén, taller, un centro médico combinado con un gimnasio y tres viviendas.
La fuente de energía era un reactor nuclear que llegaría de la Tierra.
Como indican en Dzen se planificó la extracción de agua lunar y construcción de una planta solar, un invernadero para el cultivo de alimentos y una planta nuclear para cubrir las necesidades energéticas. El uso del Helio-3, abundantemente presente en la Luna, también se consideró para garantizar la sostenibilidad del proyecto.
El proyecto también contemplaba la construcción de módulos subterráneos para proteger a los habitantes de la colonia de la radiación solar y los micrometeoritos, y se idearon vehículos y sistemas de transporte especializados para explorar la superficie lunar. Además, se propuso la instalación de ventanas simuladas que proyectarían paisajes terrestres cambiantes para el bienestar psicológico de los cosmonautas.
A pesar de su envergadura y alcance visionario, el proyecto Zvezdá fue interrumpido abruptamente tras el aterrizaje exitoso de la misión Apollo 11 en la Luna. Los costos estimados para la realización del proyecto resultaron prohibitivos, y la Unión Soviética nunca llegó a materializar este ambicioso plan. Sin embargo, décadas más tarde, un módulo Zvezdá se lanzó al espacio como parte de la Estación Espacial Internacional, lo que demuestra la influencia duradera de la visión y el ingenio soviético en la exploración espacial actual.
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