Un ruso descarga la ‘conciencia’ de su abuelo muerto en un robot
En una habitación normal y corriente de un piso ruso está sentado un hombre alto y de pelo oscuro, mientras que frente a él se encuentra un robot, Terminator John Henry, modelo T-800.
“Abuelo, ¿cómo está tu salud?”, le pregunta preocupado al robot.
“Ya no gozo de la mejor salud”, responde el robot con voz de anciano.
“¿Y cómo eres?”
“Un viejo... un viejo como los demás”.
“¿Eres consciente de que estás muerto?
“Lo sé... es malo, pero ¿qué se puede hacer?”
Así comienza una conversación entre Alexander Osípovich, un programador de 38 años de la ciudad de Kungur, en la región de Perm, y una réplica digital de su abuelo, Nikolái Osípovich, fallecido en 2019 a los 92 años. Alexander creó una “simulación de conciencia” de su abuelo y luego la hizo transmigrare a un robot similar al Terminator de la película homónima, que él mismo diseñó e imprimió en 3D.
Nikolái era ingeniero en una fábrica local que fabricaba motores y equipos militares. Fue galardonado con el Premio Lenin de la URSS por sus avances científicos y técnicos en el campo de los sistemas de guiado.
“Era un hombre amable. La frase más contundente y acertada de mi abuelo era ‘No puedes predecir el futuro, pero puedes inventarlo’, y nunca la olvidaré”, recuerda el programador.
Empezó a fabricar su robot cuando su abuelo aún vivía. Alexander disfrutaba de Terminator, de James Cameron, desde que era un niño, y entonces se enteró, gracias a una entrevista con los creadores de la película, de que era posible construir un robot real utilizando los planos de un endoesqueleto. La idea de cargar en la máquina frases previamente grabadas fue de su abuelo.
“Empecé a escribir el programa de Terminator cuando era un niño. He tenido dos robots como este: el primero se quemó en un incendio en 2017, el segundo lo construí en un año con la ayuda de gente que envió dinero para reconstruirlo. Todavía no es el resultado final, pero lograr el aspecto actual del Terminator me ha costado un total de 10 años de mi vida”, dice Osípovich.
Para crear una simulación de la conciencia de su abuelo, Alexander digitalizó unas siete horas de vídeos suyos y los cargó en la memoria del robot.
“La red neuronal del robot reconoce las frases pronunciadas por la persona, asigna un marcador de texto a cada palabra y luego ensambla las frases según el resultado dado por la base de conocimientos. Si hay suficientes palabras para responder a mi pregunta, el programa crea una nueva frase a partir de ellas, que nunca ha sido pronunciada antes”, explica el programador.
Si esta base de conocimientos no es suficiente para responder a la pregunta, el robot dice: “No sé nada de eso, tengo menos información que tú”.
Sin embargo, el robot puede responder a casi todas las preguntas con la voz de abuelo de Alexander, y también puede reconocer objetos, caras, género y edad. El programador también ha dotado a la máquina de elementos que ponen en movimiento el cuerpo de Terminator. John Henry puede jugar al ajedrez, responder al correo electrónico, hablar por teléfono e incluso coser a máquina y disparar una pistola.
Alexánder sigue mejorando su Terminator y espera que su invento ayude a la gente en el futuro a superar el dolor de la pérdida de un ser querido.
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