Así se comunicaban los nobles rusos con ayuda de las flores
“Me quiere o no me quiere...” Estas palabras las decíamos casi todos al romper los pétalos de una margarita. ¿Nos dábamos cuenta de que estábamos realizando la adivinación del amor más sencilla con flores?
Los rituales con camomila eran conocidos en el antiguo Egipto, donde se la reconocía como una flor divina. La camomila está representada en las sandalias de Tutankamón, y su aceite se rociaba sobre los cuerpos de los faraones antes de enterrarlos.
Pero éste es sólo un ejemplo. En Asia Central y Media, las flores siempre han desempeñado un papel importante en los rituales de culto y las fiestas cotidianas. De allí llegó esta moda a Europa, pero ya en el siglo XVIII.
Lady Mary y el juego del ‘selam’
En 1716-1718, Lady Mary Wortley-Montegue, aristócrata y poetisa inglesa, vivió en Estambul con su marido, embajador británico en el Imperio otomano. Sus cartas a casa se publicaron en Londres en 1763 e inmediatamente se hicieron muy populares. La sociedad europea de la época estaba fascinada por el Imperio otomano (esta moda se llamó "turquismo"). Y en esta onda, el “lenguaje de las flores” descrito en las cartas de Lady Montague se hizo famoso.
“No hay color, flor, hierba, fruta, hierba, piedra, pluma de pájaro, que no tenga un verso que le corresponda, y ustedes pueden reñir, regañar, enviar cartas de pasión, amistad, cortesía, o intercambiar noticias sin mancharse los dedos” escribió Lady Montague sobre el juego femenino turco “selam”, en el que las damas nobles se enviaban objetos con nombres que rimaban, una especie de burimé lento.
Las flores tenían muchos significados simbólicos en este juego. A los británicos les atrajo la capacidad de cifrar mensajes en este juego. A la cerrada y remilgada sociedad inglesa le gustaban mucho los códigos secretos que permitían comunicarse sobre temas personales sin llamar la atención, y coquetear sin decir ni una palabra.
Inmediatamente después de la publicación de las cartas de Lady Montague empezaron a aparecer en Europa “diccionarios de flores”, que explicaban los significados metafóricos de distintos tipos de flores. En Rusia, estos diccionarios se tradujeron primero de lenguas extranjeras y los significados se escribieron a mano en álbumes.
En 1830, el famoso poeta Dmitri Oznobishin publicó el libro Selam, o el lenguaje de las flores. En el prefacio escribió que la base de la publicación fue una traducción del libro alemán El lenguaje de las flores de 1823.
A partir de entonces, las damas y los caballeros rusos tuvieron su propio vocabulario y pudieron confeccionar ramos-mensajes.
Cómo hablaban el ‘lenguaje de las flores’
Dmitri Oznobishin describió en su libro muchos significados de las flores. Citamos los más comprensibles y metafóricos.
Rama de albaricoque: “Me encanta tu hermosa alma”
Acacia: “La amistad cura las heridas del amor”
Aloe: “Me has entristecido”
Aster: “¿Sabes amar para siempre?”
Albahaca: “Sólo de cerca puedes reconocerme”
Balsamina: “Brillas ante todos como una reina”
Rama de abedul: “Sígueme y seremos felices”
Hoja de abedul: “Confía en mí”
Hiedra: “Estoy ligado para siempre y firmemente a lo que una vez elegí”
Cicuta: “El poder divino del amor no teme a la muerte”
Espino blanco: “Me encanta cuando cantas”
Saúco: “No me reconocerás”
Saúco negro: “Soy tuya”
Aciano: “Sé tan sencillo como él”
Flor de viuda (Scabiosa): “Estoy triste”
Brezo: “Volveré a verte”
Hoja de uva: “Ama y disfruta”
Flor de cerezo: “Mis intenciones son puras”
Carduus: “Me has insultado”
Olmo: “No te desanimes”
Gardenia: “Cuando pasas a mi lado, mi corazón se anima”
Clavel (blanco): “Confía en mí”
Clavel (rubor): “Me muero de amor por ti”
Dalia: “¿Puedo acercarme a la orgullosa?”
Geranio: “Necesito verte en secreto y hablar contigo”
Guisante de olor: “Vivo por ti”
Hortensia: “¡Cruel! Cómo pudiste olvidarme tan pronto”
Orégano: “Todo se alegra por mi bienestar”
Hierba de San Juan: “Confía en mi amor”
Iris: “¿Por qué has perturbado la tranquilidad de mi corazón?”
Cactus: “No son muchas las horas que he sido feliz contigo”
Acerolo: “¿Por qué eres tan fría e insensible?”
Ciprés: “Cuando la muerte acabe con mi amor sin esperanza, derrama una lágrima sobre mi tumba”
Campanillas: “¿Cuándo tendremos tiempo para hablar hoy?”
Espiga de trigo: “Lo estoy consiguiendo. Pronto serás mía”
Espiga de centeno: “Los felices son aquellos que aman y son amados mutuamente”
Ortiga: “Cuidado, soy una doncella”
Lavanda: “No te entiendo”
Lirio de los valles: “Te he amado largo tiempo en secreto”
Lirio blanco: “¡Que tu corazón sea puro y sin mancha!”
Cebolla: “¿Por qué lloras cuando estoy tan cerca de ti?”
Amapola: “Tu recuerdo me acompañará siempre, en la felicidad y en la desgracia”
Frambuesa: “Acepta esta muestra de aprecio”
Tusilago: “¿Qué debo esperar, amor o frialdad?
Musgo: “Lloraré en las ruinas del pasado, manteniéndome siempre constante, y a pesar de las vicisitudes del tiempo”
Narciso amarillo: “Miro con ojos envidiosos a los que te rodean”
Capuchina: “Sé activo”
Miositis: “Te lo contará todo por mí”
Diente de león: “Estoy en casa en todas partes”
Helecho: “Sólo una unión cordial puede dar placer duradero”
Perejil: “Sé modesto”
Peonía doble: “Qué poco perspicaz eres”
Girasol: “¡Ya no puede el amor vencer tu orgullo!”
Arctium lappa: “¡La tormenta de la vida ha pasado!”
Rosa blanca: “Desprecias mi amor; me estoy muriendo”
Rosa amarilla: “¿Es sincero tu amor?”
Rosa china: “Estás fingiendo”
Rosa roja: “¡Has ganado mi corazón!”
Rama de rosa: “¡No!”
Hoja de rosa: “¡Sí!”
Romero: “Pronto te llevaré al altar”
Manzanilla: “Una dulce mirada tuya me consolará en mi miseria”.
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