Cómo celebran el Año Nuevo los exploradores polares rusos (Fotos)
Cientos de exploradores polares rusos celebran anualmente el Año Nuevo en estaciones de investigación del Ártico y la Antártida, lejos de la civilización. No olvidan el ambiente de las vacaciones de invierno.
“Preparando la Nochevieja, abrí un tarro de caviar de lubina, saqué salchichas, “carne ahumada, queso, frutos secos, chocolate, repartí 35 caramelos 'Mishka' a todo el mundo”, recordaría Iván Papanin, jefe de la primera estación a la deriva del mundo, la “Polo Norte-1”.
Unos expedicionarios desembarcaron en un témpano de hielo cerca del Polo Norte en mayo de 1937 y, en nueve meses a la deriva, recorrieron 2.000 km hasta llegar a Groenlandia. En el témpano, los cuatro exploradores polares celebraron el año 1938, tras haber establecido comunicación por radio con el “continente”.
“Exactamente a medianoche, felicité a todos el Año Nuevo, cantamos ‘La Internacional’, nos besamos y deseamos que 1938 fuera tan feliz como el año anterior”, escribió Papanin.
Por término medio, los exploradores polares pasan cerca de un año en estaciones a la deriva en las latitudes septentrionales y, a lo largo de los años, los miembros de las expediciones han desarrollado sus propias tradiciones para celebrar el Año Nuevo.
Los exploradores polares colocan un pequeño árbol de Navidad artificial y, en Nochevieja, todos los miembros de la expedición se reúnen en la mesa. Por razones obvias, no hay delicias culinarias, pero todos los años se prepara ensalada “Olivier” (también conocida como “ensaladilla rusa”). En las estaciones polares modernas, en cambio, se suelen recibir frutas frescas, marisco y regalos de parientes y seres queridos por Año Nuevo.
Sin embargo, los exploradores polares que trabajan en la Antártida celebran el Año Nuevo dos veces: según la hora de Moscú y la hora local. El Año Nuevo en el Polo Sur es la época más calurosa (puede superar los 0°C), porque allí las estaciones son opuestas a las de las latitudes septentrionales.
Además, el largo día polar comienza en el continente, el sol brilla a todas horas y los exploradores polares pueden celebrar la fiesta no sólo en la base, sino también al aire libre.
A medianoche, los científicos levantan sus copas de champán, pero no beben mucho, porque no hay días libres en la estación y, por la mañana, tendrán que volver al trabajo. Los operadores de radio y los meteorólogos, por su parte, tienen que transmitir informes el mismo día de la fiesta.
Además, los exploradores polares siguen intentando llamar a sus familiares y seres queridos en Nochevieja, lo que no es fácil debido a la sobrecarga de las líneas.
Hoy en día, la Nochevieja más septentrional la celebran los exploradores polares en la isla Alexandra del archipiélago de Tierra de Francisco José. Allí se encuentra la base polar “Omega”, donde pasan el invierno los empleados del Parque Nacional “Ártico Ruso”, en la latitud 80.
Según cuentan, en Nochevieja escuchan las campanadas del Kremlin y el discurso del Presidente y ponen en la mesa ensalada “Olivier” y champán. Y, en lugar de fuegos artificiales festivos, observan la aurora boreal a través de la ventana.