Así apareció en Moscú un nuevo dulce gracias a una… cucaracha

Puerta a Rusia (Foto: Evguénia Fedúlova, Inna Tarasenko, amakara) / Getty Images
Puerta a Rusia (Foto: Evguénia Fedúlova, Inna Tarasenko, amakara) / Getty Images

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El famoso bollo moscovita (las saiki con pasas) surgió por pura casualidad. La panadería de Filípov en la Moscú del siglo XIX era un lugar de encuentro para los más diversos sectores de la ciudad. Alrededor de los hierros calientes con empanadillas fritas se apiñaban todos: desde estudiantes hasta viejos funcionarios, desde damas elegantes hasta obreros. Por unas pocas monedas se podía desayunar bien: los pasteles con carne, huevo, arroz, setas, requesón, pasas o mermelada eran célebres por su tamaño y su calidad.

Los clientes de alto rango también apreciaban las recetas de pan de Filípov. El fundador de la panadería, Iván Filípov, se hizo famoso mucho más allá de Moscú por sus kalachí, sus saiki y su excelente pan negro. A diario se enviaban al San Petersburgo de la corte imperial, se transportaban congelados hasta Irkutsk y Barnaúl. Filípov también abastecía con su repostería la mesa del gobernador general de Moscú, Zakrévski. Según la leyenda, un día este descubrió en un bollo algo sospechosamente parecido a… una cucaracha.

El enfurecido funcionario exigió que llamaran de inmediato al panadero. Sin embargo, Filípov no se amilanó ante el gobernador general. Declaró que aquello no era un insecto, sino una pasa, y ante los ojos del alto cargo se comió la “prueba”. De regreso a la panadería, vertió enseguida un cedazo entero de pasas en la masa de las saiki. Una hora después, Filípov obsequiaba a Zakrévski con saiki con pasas y, al día siguiente, los clientes hacían cola para probar el nuevo producto. Así, un fracaso se convirtió en éxito y nació una nueva moda culinaria que conquistó la ciudad.

Este episodio fue contado por el periodista y escritor Vladímir Guiliarovski en su libro Moscú y los moscovitas. Quienes quieran conocer aún más historias sobre la Moscú de finales del siglo XIX y comienzos del XX pueden hacerlo en la exposición Uno de los nuestros. Vladímir Guiliarovski, que se celebra en el Museo del Impresionismo Ruso hasta el 25 de enero de 2026.