Il-76P: el gigante ruso que combate incendios desde el cielo
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Un legado que comenzó con los bombarderos
Desde antes de la Segunda Guerra Mundial, los aviones habían sido utilizados para patrullas forestales y transporte de brigadas contra incendios. Sin embargo, los primeros experimentos con descargas de agua resultaron poco eficaces debido al bajo volumen que podían transportar. Fue tras la guerra cuando la situación cambió drásticamente: Estados Unidos y Canadá adaptaron viejos bombarderos (como los B-17, B-24 o los PB4Y) para lanzar agua y retardantes sobre los bosques en llamas.
Durante los años 50 y 60, los CL-215 canadienses, diseñados específicamente para tomar agua directamente de lagos, revolucionaron el combate aéreo de incendios. A partir de entonces, el uso de aeronaves se volvió esencial y se clasificó según su capacidad: desde pequeños aviones agrícolas de tres mil litros hasta auténticos “bombarderos de agua” como el Hercules C-130, el Martin Mars y, finalmente, el Il-76.
El nacimiento del Il-76P
La Unión Soviética decidió desarrollar su propia versión de gran capacidad utilizando el transporte militar Il-76 como plataforma. El reto era crear un sistema desmontable, fácil de instalar en cualquier Il-76 sin modificar su estructura. Así nació el dispositivo VAP (Aviation Drain Device), compuesto por dos enormes tanques que se extienden a lo largo de la bodega del avión, con una capacidad total de 42.000 litros de agua o retardante.
El primer sistema experimental fue fabricado a fines de 1988 y probado con éxito en 1989. Durante las pruebas, el Il-76P demostró su impresionante capacidad: podía descargar todo su contenido en apenas ocho segundos, cubriendo un área de hasta 600 por 80 metros, con una concentración de agua superior a 5 litros por metro cuadrado en el centro del impacto.
Estreno en operaciones reales
En el verano de 1990, el Il-76P participó por primera vez en operaciones reales en la región de Krasnoyarsk, Siberia, extinguiendo incendios en bosques y zonas montañosas. Poco después, fue empleado para sofocar siniestros en depósitos militares en Ereván y Vladivostok, donde se enfrentó a condiciones extremadamente peligrosas debido a explosiones de municiones y terreno montañoso.
El éxito de estas misiones, leemos en Red Star, consolidó la reputación del avión y llevó al desarrollo de la versión mejorada VAP-2. A inicios de los años 90, el Ministerio de Emergencias de Rusia (EMERCOM) incorporó oficialmente al Il-76P en su flota de rescate aéreo, marcando el nacimiento de la aviación “Tsentrospas”, especializada en operaciones humanitarias y de emergencia.
Reconocimiento internacional
A partir de 1993, el Il-76P comenzó a participar en exhibiciones internacionales. Su presentación en el Salón Aeronáutico de París, en Farnborough y en Bruselas despertó gran interés entre expertos occidentales, que lo apodaron “el arma estratégica contra incendios”. En 1995, el avión ganó la medalla de oro en el certamen “Eurika’95” por su innovación tecnológica.
Su eficacia fue puesta a prueba en misiones internacionales. En 1999, el gobierno de Grecia solicitó el alquiler de un Il-76P ruso para enfrentar los incendios forestales del verano. En poco más de un mes, la aeronave realizó 25 vuelos y lanzó más de 1.000 toneladas de agua sobre los focos activos, operando en condiciones extremas de baja visibilidad y altas temperaturas. La prensa griega y turca elogió su precisión y potencia.