Así era el 'Pájaro de Fuego', el primer avión ruso
Un marinero que quería volar
Había pasado toda su vida en el mar, pero siempre había soñado con el cielo. Tras alcanzar el rango de contralmirante, Alexánder Fiódorovich Mozhaiski pasó a la historia como el inventor del primer avión ruso.
Tras dejar el servicio a principios de la década de 1860, Mozhaiski se dedicó plenamente a la ingeniería aeronáutica. Pasaba horas observando el vuelo de las aves, estudiando su anatomía, diseñando cometas y probándolas en el cielo. Algunos de estos experimentos tripulados terminaron con lesiones en más de una ocasión.
En 1876, en la arena de la escuela de caballería de San Petersburgo, Alexánder Fiódorovich mostró al público su primer pequeño modelo de avión. La tracción del barco-fuselaje era creada por las hélices, impulsadas por un muelle del reloj. El 'Letunia' podía alcanzar velocidades de hasta 5 metros por segundo, cargando un kilogramo de peso.
“El inventor acertó al resolver una cuestión de la aeronáutica, pendiente desde hace mucho tiempo”, escribió el coronel Pável Bogoslovski, ingeniero naval, sobre el modelo de Mozhaiski: “El aparato, con la ayuda de sus dispositivos de propulsión, no sólo vuela y corre por tierra, sino que también puede surcar las aguas. La velocidad de vuelo del aparato es maravillosa, no le teme ni a la gravedad ni al viento, y es capaz de volar en cualquier dirección... La experiencia demostró que los obstáculos existentes hasta entonces para surcar los aires habían sido derrotados por nuestro talentoso compatriota”.
El siguiente paso para Mozhaiski fue la creación de un “aparato volador” de tamaño natural “en el que un hombre pudiera controlar la potencia y la dirección de la máquina”.
El ‘Pájaro de fuego’
El diseñador de aviones necesitaba financiación para desarrollar un avión completo. Dado que la guerra contra el Imperio otomano comenzó en 1877, creyó que su desarrollo podía interesar a la Oficina de Guerra. Sin embargo, las comisiones especiales consideraron que el proyecto de Mozhaiski no era lo suficientemente convincente y era demasiado caro para gastar dinero público.
“Quise ser útil a mi Patria y comprometerme en el nacimiento de mi proyecto, por lo que dejé mi lugar de servicio, renuncié a otro, también provechoso en contenido y carrera”, se lamentó Alexánder Fiódorovich: “Al principio vivía y gastaba pequeñas cantidades de dinero en efectivo, luego me endeudé, vendí e hipotequé todo lo que tenía de valor, incluso relojes y anillos de boda... Y sólo llevado al extremo, a la pobreza, al no tener ropa decente para un oficial, pedí al gobierno no una recompensa, sino un trozo de pan diario...”.
El Estado se negó a financiar el proyecto en su totalidad, pero asignó algunos fondos para continuar con las investigaciones. A pesar de ello, el trabajo continuó lentamente y con dificultades, y en 1884 el primer avión ruso, bautizado por Mozhaiski con el nombre de un personaje de los cuentos eslavos, el “Pájaro de fuego”, estaba listo.
Vuelo interrumpido
“El monoplano es una nave con costillas de madera cubiertas de tela. En sus laterales tiene unas alas rectangulares, ligeramente curvadas, convexas hacia arriba. Están cubiertas de una fina tela de seda, impregnada de barniz. Las fijaciones de las alas son de madera (pino). Las alas está a una braza (algo más de dos metros - editores de Russia Beyond) del suelo. La aeronave tiene dos mástiles. Las alas están sujetas por cables tensados a los mástiles y a las gradas. Los motores son dos, situados en la parte delantera de la aeronave... Las hélices son tres, de cuatro palas cada una...”. - Así describía el periódico Nóvoye Vremia la creación de Mozhaiski.
El avión, que pesaba casi una tonelada, medía 15 metros de largo y tenía una envergadura de 24 metros. El empuje lo proporcionaban dos máquinas de vapor británicas Arbecker-Hamkens de 10 y 20 caballos.
En otoño de 1884, el “Pájaro de fuego” fue probado en uno de los campos cercanos a San Petersburgo. Aquí se construyó una pista de despegue en forma de plancha de madera inclinada para hacer despegar el avión. En vista de la avanzada edad de Alexánder Fiódorovich (57 años), se decidió que un mecánico tomara el timón.
El avión de vapor de Mozhaiski aceleró a lo largo de los raíles de madera, se elevó en el aire y, tras volar en línea recta, comenzó a descender: los motores de baja potencia fallaron. Durante el aterrizaje, el ala del avión resultó dañada.
El diseñador de la aeronave experimentó sentimientos encontrados: por un lado, el avión despegó con éxito, pero, por otro, había que seguir desarrollándolo para que pudiera realizar un vuelo completo. Alexánder Fiódorovich, que murió en 1890, no logró cumplir sus planes. El “Pájaro de fuego” abandonado se incendió cinco años después de su muerte.
Sin embargo, el legado del inventor no se perdió en vano. Sus diseños se utilizaron con éxito a principios del siglo XX para crear aviones gigantes como el Vítiaz ruso, el Sviatogor y el Ilyá Múromets.
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