Voluntarias rusas entregan su vida a los mayas de Guatemala
Hace dos años Viktoria Válikova, una joven médica rusa especializada en enfermedades infecciosas, se propuso el reto de construir una clínica benéfica en Guatemala. Para entonces, la médica rusa, procedente de Ufá (a 1.400 km al sureste de Moscú), ya había trabajado en Guatemala y conocía la precaria situación en el sector sanitario en el país centroamericano.
“Los indígenas no reciben ayuda médica”
Viktoria estudió medicina en Rusia, después estuvo estudiando y trabajando en el Instituto de la Medicina Tropical de Amberes (Bélgica). Desde Europa se fue a trabajar a Guatemala para una organización belga.
“Allí vi que las cosas iban muy mal en Guatemala. El índice de los niños que pasan hambre es uno de los más altos del mundo, el sistema estatal de salud no funciona, además hay mucho racismo, no se respetan los derechos de los pueblos indígenas. Casi no reciben ayuda médica”, cuenta Viktoria a Russia Beyond.
Cómo se construyó la clínica
Al volver a Rusia, Viktoria conoció a la que poco después de convirtió en su mano derecha, Karina Bashárova. Juntas decidieron construir una clínica benéfica en Guatemala y empezaron a reunir dinero procedente de donaciones. Según Viktoria, el dinero llegó de patrocinadores particulares rusos, de empresas estadounidenses y guatemaltecas. “Mientras estábamos construyendo la clínica nos ayudaba todo el mundo. Incluso traían comida para los voluntarios, traían puertas para el edificio, etc.”.
Las mismas empresas y patrocinadores siguen ayudando a la clínica para abastecerla con los fármacos y el dinero.
“A veces nos donan medicamentos. Hay una clínica benéfica estadounidense en Honduras, desde allí nos han mandado muchos medicamentos. Cuando vienen los médicos voluntarios rusos también traen todo tipo de fármacos”, comenta Viktoria.
“Por ejemplo, hace poco vino un médico ruso Serguéi, - cuenta Viktoria, - y trajo la insulina. Aquí la insulina es muy cara en las farmacias, la población indígena no puede permitirse el lujo de comprarla”, lamenta la médica.
De hecho, la clínica Health&Help ha elaborado un programa para familializar a la población local con la diabetes. “Muchos no saben que están enfermos, otros lo saben pero no tienen tratamiento, algunos no saben ni cómo usar la insulina. Nuestra clínica es el único centro en esta zona que explica a la gente cómo es esta enfermedad y ayuda a tratarla”, señala Vikktoria.
“Aquí pasa de todo”
La clínica atiende a 20.000 pacientes que viven en el pueblo Chuinahtahuyup y sus alrededores. Los médicos reciben entre 35 y 40 personas al día. La atención sanitaria en este centro es gratuita, pero a los mayores de edad se les pide una donación de un dólar (en caso de que la persona disponga de este dinero). Para las mujeres embarazadas, los niños y los mayores la atención médica es totalmente gratuita.
“Aquí pasa de todo. Ha habido casos muy tristes. Hace una semana nos trajeron a un niño muerto, Llevaba una hora y media muerto, pero los padres no lo sabían. El chico se atragantó y nadie supo ayudarle. Nadie sabe aquí qué hacer en este tipo de situaciones. Nosotros tratamos de educar a la gente en este sentido”, comenta Viktoria.
Aparte de Viktoria y Karina, la clínica cuenta con los médicos voluntarios de diferentes países: Guatemala, Inglaterra, EE UU y otros. Según Viktoria Válikova, algunos se quedan un par de semanas, otros pasan un par de años aquí. Pero Viktoria no se imagina su vida fuera de este lugar.
“Conozco muy bien este país. Estoy enamorada de Guatemala”.
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